En el Caribe existe una isla que, aunque del tamaño de Panamá, alberga dos mundos completamente distintos: República Dominicana al este, y Haití al oeste. A pesar de compartir territorio, clima y una historia común marcada por la colonización europea, hoy presentan realidades económicas, sociales y políticas completamente opuestas.
Mientras la República Dominicana ha logrado un sostenido crecimiento económico impulsado por el turismo, las remesas, la inversión extranjera y una mayor estabilidad institucional, Haití atraviesa una de las peores crisis humanitarias del continente. La pobreza afecta al 60% de su población, su Producto Interno Bruto (PIB) per cápita es 11 veces menor al de su vecino y, desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, no cuenta con un gobierno elegido democráticamente. Pandillas controlan gran parte del territorio, lo que ha desatado una ola migratoria hacia suelo dominicano.
Los orígenes de esta desigualdad se remontan al período colonial. Mientras España dominó el este de la isla, Francia colonizó el oeste. La Revolución Haitiana abolió la esclavitud y convirtió a Haití en la primera nación independiente de América Latina en 1804, pero fue castigada con una deuda impagable impuesta por Francia, que afectó su desarrollo durante más de un siglo.
Por su parte, la República Dominicana también atravesó dictaduras y conflictos internos, pero desde los años 90 implementó reformas liberales, atrajo inversión extranjera y diversificó su economía. Hoy, su PIB per cápita supera incluso al de México.
La creciente ola migratoria de haitianos que huyen del colapso social ha generado tensiones. El gobierno dominicano endureció sus políticas migratorias y en 2021 comenzó a construir un muro fronterizo de casi cuatro metros de altura para frenar la inmigración ilegal y el contrabando. Hasta ahora, ya se han levantado 54 de los 164 kilómetros proyectados.
Más allá de su función práctica, el muro representa una separación simbólica cada vez más profunda entre dos países condenados a convivir en una isla compartida, pero marcados por historias, desafíos y futuros muy distintos.
Redacción: Diario Inclusión.









