Lo que comenzó como una noche más en el programa Buenas noches Familia (El Trece) terminó convirtiéndose en un momento inolvidable para Guido Kaczka. Durante la presentación de un nuevo concursante, el conductor se encontró cara a cara con Gustavo Sarlenga, un amigo de la infancia al que no veía desde hace años.
Sin ningún tipo de aviso ni preparación por parte de la producción, el reencuentro fue completamente espontáneo. Todo transcurría con normalidad hasta que, al anunciar el apellido del participante, Kaczka se detuvo sorprendido. “¿¡Sos vos!? Estás igual”, exclamó con una mezcla de asombro y alegría, reconociendo de inmediato a quien conocía desde sus primeros años.
El abrazo fue inevitable. “¿Te anotaste para la piña?”, preguntó el conductor, todavía sin salir de su asombro. Con una sonrisa, Sarlenga respondió: “Sí, te vengo a ver a vos. ¿Hace cuánto que no nos vemos?”. Guido, todavía incrédulo, preguntó en voz alta si se trataba de una sorpresa de la producción, pero el participante lo negó: él mismo se había inscripto, sin cómplices ni planes ocultos.
El conductor entonces lo llamó por su apodo de toda la vida: “Jerry”, revelando al público el origen del mote, inspirado en el humorista Jerry Lewis. “Yo ya estaba en Grande Pa y hacía de novio de Angie, y Jerry atendía una librería en Yerbal y Lope de Vega. Estaba en todos lados, en el club, en la esquina… Qué alegría verte”, recordó Guido, conmovido por la inesperada visita.
El público celebró el reencuentro con aplausos, risas y un clima de nostalgia que invadió el estudio. “Si querías verme, nos hubiéramos tomado un café”, bromeó Kaczka, mientras su amigo se preparaba para participar del clásico juego del golpe a la bolsa. El intento fue más simbólico que efectivo, lo que provocó aún más risas entre ambos. “Seguís igual. Siempre hacías reír, no cambiaste nada”, le dijo el conductor.
Para cerrar el momento, Gustavo lanzó una queja con humor: “Te mando mensajes por Instagram, te llamo y no me das bola. Tuve que venir a un programa para que me atiendas”. A lo que Guido respondió entre risas: “Pero jugaste, te quiero mucho. Me divertí como siempre”.
La frase final quedó en manos de Jerry: “Si te divertiste, yo ya gané”. Y en ese instante, la televisión mostró algo más que un juego o un espectáculo: la magia de una amistad que, a pesar del tiempo, sigue intacta.
Redacción Diario Inclusión