Desde el 1° de agosto, el boleto de subte en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires subirá de $996 a $1.032, lo que representa un aumento del 3,6% por la fórmula automática que combina IPC nacional y un adicional mensual. Los colectivos también se encarecen: en CABA el mínimo será de $506,29, mientras que en el conurbano bonaerense alcanzará los $509,19. Las líneas nacionales mantendrán la tarifa de $451.
En cuanto a los servicios públicos, la Secretaría de Energía anticipó una suba promedio del 2% en las facturas eléctricas residenciales del AMBA. El gas natural, regulado por ENARGAS, tendrá un incremento de entre 2,6% y 2,8% según categoría y zona. El agua, por su parte, aumentará un 1% en base al coeficiente de ajuste mensual aplicado por AySA.
La medicina prepaga también ajusta sus cuotas. Las principales empresas del sector aplicarán aumentos que van del 1,3% al 1,95%, en línea con la inflación de junio. Swiss Medical, OSDE, Galeno, Hospital Italiano y Sancor Salud ya comunicaron los nuevos valores a sus afiliados, que también verán incrementos en los copagos.
Los alquileres firmados bajo la ley anterior sufrirán una actualización anual del 121,6% según el Índice para Contratos de Locación (ICL) del Banco Central. Por ejemplo, un contrato de $100.000 pasará a $221.600. En los acuerdos regidos por la nueva ley, con actualizaciones semestrales, el IPC acumulado implica una suba cercana al 73%.
El impacto de estos aumentos se da en un contexto de desaceleración inflacionaria, pero con ingresos que no logran seguir el ritmo de los precios. La inflación de junio fue del 1,6%, pero los ajustes en servicios esenciales superan ese porcentaje y afectan especialmente a los sectores medios y bajos.
Además de los servicios mencionados, se esperan subas en expensas, cable, telefonía y combustibles. La nafta ya tuvo dos incrementos en julio, y podría volver a subir en agosto por la actualización del impuesto a los combustibles líquidos. El Gobierno aún no confirmó si aplicará nuevos ajustes en estos rubros.
La acumulación de aumentos en servicios básicos configura un escenario de presión constante sobre el salario real. Mientras el Gobierno busca contener la inflación, los hogares enfrentan una nueva ronda de ajustes que obliga a redefinir prioridades y achicar consumos.
Redacción Diario Inclusión