La contundente derrota de La Libertad Avanza en territorio bonaerense desató una reacción inmediata en los mercados financieros. El dólar cripto escaló hasta los $1.440 apenas se conoció el resultado, mientras los ADR argentinos sufrían caídas nocturnas del 10% en Wall Street.
El Gobierno enfrenta ahora seis semanas críticas hasta las elecciones de octubre. El principal desafío será evitar que el tipo de cambio cruce el techo de la banda cambiaria, fijado en torno a los $1.460. Un salto disruptivo podría desatar una nueva ola inflacionaria y deteriorar aún más las expectativas económicas.
La semana pasada, el Tesoro intervino con dólares propios para frenar la escalada, pero con apenas USD 1.100 millones disponibles, su margen de maniobra es limitado. Las miradas se dirigen al Banco Central, que cuenta con USD 14.000 millones del FMI, aunque aún no se ha autorizado el uso de esos fondos para defender el tipo de cambio.
En su discurso postderrota, Javier Milei llamó a la autocrítica pero ratificó el rumbo económico. Luis Caputo reforzó el mensaje: “No habrá cambios en lo económico, ni en lo fiscal, ni en lo monetario ni en lo cambiario”. La estrategia oficial parece apostar a la continuidad, pese al temblor financiero.
El riesgo país podría superar nuevamente los 1.000 puntos básicos, mientras la actividad económica muestra signos de agotamiento. Desde febrero, los indicadores vienen en descenso, golpeados por las altas tasas de interés y la falta de dinamismo productivo.
La presión sobre el dólar no solo refleja incertidumbre política, sino también una búsqueda de cobertura por parte de los inversores. La dolarización de carteras se acelera ante el temor de un giro brusco en el escenario electoral y económico.
El Gobierno deberá decidir si activa una defensa más agresiva del tipo de cambio o si permite que el mercado testee el techo de la banda. En ambos casos, el costo político y económico será alto, y la credibilidad oficial está en juego.
La próxima semana será clave para medir la capacidad de reacción del equipo económico. La estabilidad cambiaria se ha convertido en el termómetro de la gobernabilidad, y el dólar, una vez más, marca el pulso de la crisis.
Redacción Diario Inclusión