El contundente revés electoral de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires dejó al presidente Javier Milei frente a una encrucijada política. La estrategia de confrontación con el kirchnerismo no logró retener el voto blando.
La interna libertaria se agudiza. Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem, impulsores de listas cerradas sin alianzas, quedaron en el centro de las críticas. Santiago Caputo, marginado en el armado, podría recuperar protagonismo tras el fracaso electoral. En paralelo, Guillermo Francos gana peso como figura moderadora dentro del Gabinete.
La reunión de ministros del miércoles expuso tensiones inéditas. El presidente llevó al encuentro las denuncias por presuntas coimas en la compra de medicamentos para discapacitados. Mientras Milei atribuyó el escándalo a una operación de inteligencia, la ministra Sandra Pettovello exigió medidas concretas y marcó distancia con el discurso oficial.
La posible salida de Lule Menem, colaborador directo de Karina, se evalúa como una maniobra preventiva para contener el daño político. Aunque no se le atribuyen responsabilidades directas, su desplazamiento sería un gesto de control de daños. El vínculo familiar con la hermana presidencial complica la decisión.
En el plano económico, la actividad muestra signos de enfriamiento. Los salarios corren detrás de la inflación, las tasas de interés frenan la producción y el Gobierno debió intervenir con más de USD 500 millones para contener al dólar. El Indicador Mensual de Actividad cayó 0,7% en junio y se anticipa una nueva baja.
Los focus groups revelan un cambio de humor social. El enojo que llevó a Milei al poder ya no conecta con la preocupación cotidiana. La ciudadanía reclama respuestas concretas, menos confrontación y más gestión. Analistas advierten que el estilo presidencial empieza a ser percibido como impotencia frente a los problemas.
La posible salida de ministros como Luis Petri y Patricia Bullrich, candidatos legislativos, abre la puerta a una reconfiguración del Gabinete. El oficialismo evalúa relanzar su gestión con nuevos nombres y una narrativa más pragmática, aunque sin abandonar el núcleo ideológico libertario.
Con las elecciones de octubre en el horizonte, el Gobierno enfrenta el desafío de recomponer su imagen, ordenar su interna y recuperar la iniciativa. Las urnas ya enviaron su mensaje. Ahora, la gobernabilidad está en juego.
Redacción Diario Inclusión