Luego del revés electoral sufrido por Javier Milei en la provincia de Buenos Aires, distintos sectores empresariales salieron a respaldar el llamado presidencial a una autocrítica interna. Sin embargo, el apoyo vino acompañado de una exigencia clara: el diseño de una política industrial que reactive el aparato productivo y promueva el desarrollo nacional.
Mario Grinman, presidente de la Cámara Argentina de Comercio, consideró “necesario” el gesto del mandatario, aunque advirtió que la reacción negativa de los mercados responde al temor de un eventual retorno de políticas populistas. En ese marco, defendió el rumbo fiscal pero pidió mayor apertura al diálogo político y económico.
Desde el sector industrial, Daniel Rosato —titular de Industriales Pymes Argentinos (IPA)— celebró el reconocimiento presidencial de errores, pero subrayó que “no puede dejarse de lado la necesidad de una política industrial”. Según Rosato, el vínculo con el sector productivo debe ser una prioridad en la nueva etapa.
La Unión Industrial Argentina (UIA) también se sumó al debate. En sus reuniones semanales, los dirigentes analizan el cuadro económico y preparan propuestas para el llamado “Pacto Productivo”, que incluye reformas laborales y tributarias. El titular de la entidad, Martín Rappallini, participa activamente en el Consejo de Mayo, donde se discuten los lineamientos de largo plazo.
Una señal preocupante para los empresarios fue el cierre de la Secretaría de Industria y Comercio y de la Secretaría Pyme, cuyos titulares renunciaron por motivos personales. Sin embargo, fuentes del sector afirman que el verdadero problema es la falta de fondos para programas de incentivo, recortados por el Gobierno en su estrategia de ajuste.
A pesar de la derrota, no se esperan cambios profundos en las políticas sectoriales, que los libertarios rechazan por razones ideológicas. En ese contexto, Pablo Livigne continuará al frente de la coordinación del área de Producción en el Ministerio de Economía, aunque con recursos limitados.
El mensaje del empresariado es claro: sin una estrategia industrial, el ajuste pierde legitimidad. La autocrítica debe traducirse en acciones concretas que fortalezcan el tejido productivo y generen condiciones para el crecimiento sostenido.
Redacción Diario Inclusión










