La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires sigue generando turbulencias dentro de La Libertad Avanza. Esta vez, el foco de la polémica fue Maximiliano Bondarenko, diputado electo por la Tercera Sección, quien en una entrevista radial se animó a una autocrítica que sacudió al núcleo libertario. “Mi mamá tiene 91 años, es jubilada y no llega a fin de mes. Para ella, el día 15 ya es fin de mes”, expresó en CNN Radio, visibilizando el impacto social del ajuste.
La declaración no cayó bien entre los sectores más duros del oficialismo. Daniel “Gordo Dan” Parisini, militante libertario y streamer, reaccionó con furia en redes sociales, acusando a Bondarenko de “no creer en Milei” y de ser parte de una dirigencia que “no conoce ni representa al Presidente”. El ataque fue directo también contra Sebastián Pareja, armador provincial de LLA, a quien responsabilizó por la selección de candidatos.
Bondarenko, excomisario y figura emergente en el conurbano, había pedido “escuchar más a la gente” y “rever algunas cuestiones” del rumbo económico. Su tono moderado contrastó con la línea oficial, que insiste en profundizar el ajuste sin concesiones. La tensión interna revela una fractura entre quienes defienden la ortodoxia libertaria y quienes advierten sobre el desgaste social.
El Gordo Dan, conocido por su estilo provocador, acusó al diputado electo de “soltarle la mano a Milei” y de representar una infiltración de la vieja política. “Esto pasa cuando se elige gente que no cree en el proyecto”, disparó en sus transmisiones, generando un efecto dominó en redes y grupos militantes.
La interna expone el dilema de La Libertad Avanza: sostener la pureza ideológica o adaptarse a las demandas sociales que emergen tras el ajuste. Mientras algunos referentes piden autocrítica y diálogo, otros redoblan la apuesta por la confrontación y la fidelidad absoluta al presidente.
El caso Bondarenko podría marcar un punto de inflexión en la estrategia comunicacional del oficialismo. La exposición de una situación familiar concreta, como la de su madre jubilada, logró conectar con un malestar extendido, pero también desató una reacción virulenta que pone en jaque la cohesión interna.
Con las elecciones nacionales en el horizonte, el oficialismo deberá decidir si tolera voces disidentes o si refuerza el cerco ideológico. La sociedad, mientras tanto, observa cómo el ajuste empieza a mostrar sus límites en carne propia.
Redacción Diario Inclusión