En medio de una creciente incertidumbre financiera, el Fondo Monetario Internacional emitió un comunicado de respaldo al programa económico del gobierno argentino. La vocera del organismo, Julie Kozack, destacó el compromiso oficial con la sostenibilidad fiscal, la estabilidad cambiaria y una agenda de desregulación integral. Sin embargo, el mensaje no logró calmar las aguas: el riesgo país trepó hasta rozar los 1.100 puntos básicos, reflejando la desconfianza persistente de los inversores.
El comunicado fue rápidamente amplificado por funcionarios del Ministerio de Economía, que lo compartieron en redes sociales como una suerte de cadena nacional digital. La intención fue clara: mostrar que, pese a los vaivenes políticos y financieros, el programa económico sigue en pie y cuenta con el respaldo del organismo multilateral.
Pero los mercados eligieron otra partitura. Mientras el FMI aplaude las promesas de estabilidad, los precios de los activos se desploman como fichas de dominó. El dólar oficial cerró en $1.425 en Banco Nación, mientras que el MEP y el contado con liquidación se ubicaron en $1.432 y $1.436 respectivamente. El dólar blue, termómetro callejero, osciló entre $1.385 y $1.395.
En la Bolsa porteña, el índice S&P Merval tocó un nuevo mínimo en más de un año. Las acciones apenas lograron un rebote técnico, mientras que los bonos en dólares ensayaron una leve recuperación de entre 2% y 4%, tras un derrumbe generalizado que en la jornada previa había alcanzado los dos dígitos.
El contraste entre el respaldo internacional y la reacción local es brutal. Mientras afuera se celebra el compromiso fiscal, adentro se intensifica el ruido financiero. La volatilidad en Wall Street también alcanzó a las acciones argentinas, que oscilaron sin rumbo claro, reflejando la falta de confianza estructural en el rumbo económico.
El mensaje del FMI, aunque diplomáticamente sólido, no logró silenciar las alarmas del mercado. Apenas bajó unos decibeles la tensión, sin modificar el escenario de fragilidad. La brecha entre el discurso oficial y la percepción inversora sigue siendo el principal desafío para el gobierno.
En este contexto, la pregunta que queda flotando es si el respaldo del FMI será suficiente para sostener el programa económico en medio de una tormenta financiera que no da tregua. La respuesta, como siempre, dependerá menos de los comunicados y más de los hechos concretos.
Redacción Diario Inclusión