En un contexto de alta sensibilidad financiera tras las elecciones, el Gobierno habilitó una baja de cinco puntos en la tasa de interés de la ventanilla de liquidez del Banco Central, y se prepara para una nueva pulseada con los bancos. El objetivo: evitar que queden pesos “sueltos” en el mercado que puedan presionar el tipo de cambio y la inflación.
Este miércoles se pondrá a prueba la capacidad del Ministerio de Economía para refinanciar más de $7 billones en vencimientos de deuda en moneda local. La estrategia oficial apunta a absorber la mayor cantidad posible de pesos mediante títulos que vencen después de las elecciones legislativas del 26 de octubre, en un intento por sostener la estabilidad cambiaria.
La Secretaría de Finanzas ofrecerá un menú variado de instrumentos: tres Lecaps con vencimientos entre octubre y enero, una Tamar indexada a la tasa de plazos fijos mayoristas, un Boncer ajustado por inflación y dos bonos atados al tipo de cambio. La apuesta es captar distintos perfiles de inversores, desde los que buscan cobertura cambiaria hasta los que priorizan rendimiento real.
El Banco Central, por su parte, decidió no modificar el esquema de encajes mínimos, lo que implica que no habrá cambios regulatorios previos a la licitación. Sin embargo, sí convalidó una baja en la tasa de pases pasivos, que pasó del 45% al 40%, buscando relajar la curva de tasas en pesos.
Desde el mercado, analistas advierten que esta licitación será una de las más desafiantes del año. El resultado electoral en la provincia de Buenos Aires podría influir en el apetito inversor, y el equipo económico deberá lograr un rollover cercano al 100% para evitar que los pesos liberados se vuelquen al mercado y generen presión inflacionaria.
El presidente Javier Milei ratificó el rumbo económico y citó el respaldo del FMI como garantía de continuidad: equilibrio fiscal, bandas cambiarias pactadas y desregulación sostenida. El mensaje busca reforzar la confianza en el programa, aunque los operadores financieros siguen atentos a cada movimiento de tasas y deuda.
La pulseada con los bancos será decisiva. Si el Tesoro no logra captar todos los pesos que vencen, el riesgo de volatilidad cambiaria se incrementa. En ese escenario, el Gobierno deberá recurrir a mecanismos alternativos para absorber liquidez, como los pases pasivos del BCRA, que ya acumulan más de $4 billones.
Redacción Diario Inclusión