El viceministro coordinador de Energía, Daniel González, quedó en el centro de una polémica por su doble rol como funcionario público y director de Adecoagro, la empresa que acaba de adquirir el 50% de Profertil, la mayor productora de fertilizantes del país, en sociedad con YPF. La operación, valuada en USD 1.350 millones, se concretó tras la salida de la canadiense Nutrien del negocio.
González integra el directorio de Adecoagro desde 2014, según consta en documentos oficiales, y actualmente ocupa un cargo estratégico en el Ministerio de Economía. Su participación simultánea en ambos espacios encendió las alarmas sobre posibles conflictos de interés, especialmente en un sector tan sensible como el energético.
La compra de Profertil no solo implica una reconfiguración del negocio de fertilizantes, sino también una disputa política interna. Según trascendidos, el ministro Luis “Toto” Caputo habría forzado la salida de Eduardo Eurnekian, quien también buscaba asociarse con YPF. Su oferta, según fuentes del mercado, habría sido superior a la de Adecoagro.
La maniobra dejó fuera a uno de los padrinos políticos de Javier Milei, lo que suma tensión al ya fragmentado tablero oficial. Eurnekian fue quien le dio trabajo al actual presidente en Aeropuertos Argentina 2000, y su desplazamiento se interpreta como parte de la interna entre Santiago Caputo y Guillermo Francos, dos figuras clave del gabinete.
Mientras tanto, los productores agropecuarios observan con atención. Profertil produce más de 1,2 millones de toneladas de fertilizantes al año y abastece al 80% del mercado local. La nueva sociedad entre YPF y Adecoagro podría modificar precios, condiciones de abastecimiento y el equilibrio del sector.
La operación tiene el sello de los negocios macristas: movimientos corporativos de alto impacto económico que se concretan en el límite de la legalidad, sin pasar por el radar ciudadano. En este caso, el cruce entre política y empresa se vuelve explícito, con un funcionario que regula y al mismo tiempo participa del negocio.
El Congreso ya recibió pedidos para que Caputo explique el caso, mientras crecen las voces que exigen mayor transparencia en las decisiones estratégicas del área energética. La historia recién comienza, pero ya deja expuesta una trama de poder, fertilizantes y favores cruzados.
Redacción Diario Inclusión