Este miércoles aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza el primer vuelo especial con 16 argentinos deportados desde Estados Unidos, en el marco de las políticas migratorias más duras que el presidente Donald Trump reimpulsó tras su regreso al poder. El operativo fue coordinado por autoridades migratorias de ambos países y marca un nuevo capítulo en la relación bilateral.
La medida se inscribe en una estrategia más agresiva de control fronterizo y expulsión de extranjeros en situación irregular. Desde su retorno a la Casa Blanca, Trump endureció los criterios de permanencia y aceleró los procesos de deportación, afectando a miles de latinoamericanos, incluidos ciudadanos argentinos.
Los deportados fueron recibidos por personal de Migraciones y del Ministerio del Interior, que activaron protocolos de asistencia y verificación de identidad. Aunque no se difundieron detalles sobre las causas individuales de expulsión, se presume que la mayoría enfrentaba procesos administrativos por permanencia ilegal o violaciones migratorias menores.
El vuelo fue gestionado como parte de un acuerdo bilateral que permite la repatriación ordenada de ciudadanos en situación irregular. Sin embargo, organizaciones de derechos humanos advierten sobre la falta de garantías procesales en muchos de estos casos, y reclaman mayor transparencia en los criterios de selección.
Desde Cancillería, se evitó emitir declaraciones públicas, aunque fuentes diplomáticas reconocen que el tema genera incomodidad. La imagen de ciudadanos argentinos siendo expulsados en vuelos especiales remite a prácticas que, en otros contextos, han sido duramente criticadas por organismos internacionales.
El gobierno argentino deberá ahora definir una política de reinserción para los deportados, muchos de los cuales no tienen redes familiares ni laborales en el país. La situación plantea desafíos sociales y económicos que exceden lo migratorio, y que podrían multiplicarse si se intensifican las expulsiones.
Este primer vuelo podría ser apenas el inicio de una serie de operativos similares. En un contexto global marcado por el endurecimiento de fronteras, Argentina se enfrenta al dilema de cómo recibir y reinsertar a sus ciudadanos expulsados, sin que ello agrave las tensiones internas.
Redacción Diario Inclusión