En medio de una creciente tensión con Estados Unidos, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, puso en marcha este martes el decreto de estado de conmoción externa firmada en la víspera, tras confirmar nuevas acciones militares estadounidenses en el Caribe. La medida otorga poderes extraordinarios al Ejecutivo para responder a eventuales agresiones, en un contexto que Caracas califica como de “amenaza directa” por parte de Washington.
«Hoy arrancó el proceso de consulta del decreto constitucional de estado de excepción para decretar un estado de conmoción exterior, de acuerdo a la Constitución, y proteger a nuestro pueblo, nuestra paz, nuestra estabilidad. Este decreto tiene alcances en todas las direcciones si Venezuela fuera agredida», señaló Maduro en su programa televisivo Con Maduro+.
La firma había sido confirmada por la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quien adelantó que el decreto «se activaría de manera inmediata» en caso de «cualquier tipo de agresión» contra Venezuela.
El decreto otorga al Ejecutivo poderes ampliados en materia de defensa y seguridad nacional, ante una eventual agresión militar. Según el gobierno venezolano, la presencia de tropas estadounidenses cerca de las costas del país constituye una amenaza directa. Washington, por su parte, sostiene que el despliegue responde a operaciones contra el narcotráfico. «Nuestro objetivo es garantizar que toda la nación, cada ciudadano, cuente con el apoyo y la protección de todas las fuerzas de la sociedad venezolana para responder ante cualquier amenaza o ataque contra el país», expresó Maduro en cadena nacional.
Una defensa anticipada
El estado de Conmoción Exterior está contemplado en el Artículo 338 de la Constitución venezolana y se decreta en caso de conflicto externo que ponga en peligro la seguridad de la nación, sus ciudadanos o sus instituciones. Se aplica durante 90 días prorrogables otros 90 con autorización parlamentaria y da al Gobierno poderes extraordinarios para movilizar tropas, restringir derechos civiles y controlar medios de comunicación. Otros tipos de estados de excepción han sido decretados en anteriores ocasiones por los gobiernos chavistas, pero hasta el momento nunca se aplicó el estado de Conmoción Externa.
La semana pasada, el mandatario ya había anticipado la posibilidad de emitir el decreto, al denunciar una escalada de agresiones por parte de Estados Unidos y mencionar el despliegue militar estadounidense en aguas caribeñas. Según afirmó, Venezuela ha sido agredida «económica, psicológica y políticamente», y siempre ha logrado “salir adelante”.
Este lunes, la vicepresidenta anunció que Maduro «suscribió el decreto de conmoción externa», que contempla una «restricción temporal» de derechos constitucionales y «poderes especiales» para Maduro en caso de que Estados Unidos «se llegara a atrever a agredir» el país caribeño. Denunció además que el despliegue naval estadounidense constituye, en realidad, una excusa para forzar un «cambio de régimen» en Caracas.
En ese contexto, Maduro podría ordenar la movilización total de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB), tomar control inmediato de la infraestructura de servicios públicos, de la industria petrolera y de las empresas básicas, con el objetivo de asegurar su funcionamiento. También se contempla la activación de todos los planes de seguridad ciudadana.
Según explicó Rodríguez durante un encuentro con el cuerpo diplomático en Caracas, esta iniciativa busca “reforzar la defensa nacional” frente a eventuales acciones externas que pongan en riesgo la estabilidad del país. “Quienes piensen que una agresión armada, militar y guerrerista contra Venezuela solo va a perjudicar al pueblo o al gobierno venezolano, nuevamente se van a equivocar: se va a afectar todo el país, quizá por décadas. Se va a afectar nuestra región y, no tengan dudas, también a Estados Unidos”, advirtió la vicepresidenta.
Presión en el Caribe
Estados Unidos desplegó en el Caribe ocho buques de guerra y un submarino nuclear, con el argumento de «combatir el narcotráfico». En ese contexto, ya lleva tres embarcaciones destruídas, con un saldo total de 14 fallecidos, que las autoridades describen como «narcoterroristas», a pesar de no presentar pruebas que lo corroboren. Venezuela, sin embargo, interpreta estos movimientos como parte de un intento de intervención para forzar un cambio político en el país.
Este martes, el presidente Donald Trump declaró que Estados Unidos intensificará la vigilancia del tráfico de drogas en América Latina. Confirmó que se produjeron cuatro ataques contra lanchas presuntamente pertenecientes a narcotraficantes en el Caribe.
«Venezuela ha sido muy peligrosa en lo que respecta a las drogas y otras cosas. Vamos a ver qué pasa con Venezuela», declaró Trump a periodistas antes de reunirse con la cúpula militar en las afueras de Washington.
Según dijo, «antes teníamos muchas drogas que entraban por el mar. Pero actualmente, ya no hay lanchas, no hay lanchas de pescadores, no hay nada”, aseguró, antes de agregar que ahora van a redoblar la vigilancia de los carteles que transportan la droga por medios terrestres.
Posteriormente, ante los altos mandos militares, Trump insistió en que las cuatro lanchas destruidas por las fuerzas estadounidenses estaban vinculadas al narcotráfico. No trascendió que haya aportado nuevas pruebas.