La televisión argentina volvió a mostrar su costado más inesperado durante una emisión del programa Otro Día Perdido, conducido por Mario Pergolini en la pantalla de El Trece. El invitado de la noche era Nico Vázquez, reconocido actor y actual protagonista de la obra Rocky. Lo que comenzó como un juego entre amigos, terminó siendo un cruce breve pero significativo, que se resolvió con humor y oficio escénico.
Todo se desató cuando el conductor propuso una dinámica lúdica: hablar con un protector bucal de boxeo puesto. La situación, absurda y graciosa, involucró tanto al elenco como al invitado. Sin embargo, el clima cambió repentinamente cuando, protector en boca, Pergolini lanzó una frase cargada de doble sentido:
“Yo quiero decirte… que siempre estuve de tu lado”,
haciendo alusión sin mencionarla explícitamente a la reciente separación entre Nico Vázquez y Gimena Accardi.
Vázquez, con evidente incomodidad, respondió con firmeza:
“No hay lados. Es la vida misma. Fin.”
La frase, seca y clara, buscó cerrar el tema. Pero Pergolini retrucó:
“Pero yo creo que hay lados.”
Lo que pudo haber escalado hacia una conversación tensa o invasiva, cambió de rumbo gracias a la reacción del actor, que optó por transformar el momento en humor físico: se levantó de su asiento y comenzó a caminar como un chimpancé, desatando las risas en el estudio. Agustín Aristarán (Radagast), parte del equipo, se sumó a la broma, y minutos después el mismo Pergolini también abandonó el rol de conductor para seguir el juego.
Entre carcajadas, el propio Pergolini lanzó una frase final que lo resume todo:
“Este programa va a dejar memes de mí que voy a odiar toda mi vida.”
Con esa escena, lo que podría haber sido una situación incómoda se convirtió en un momento televisivo único, espontáneo y viral, donde la honestidad, la incomodidad y el humor se cruzaron en vivo.
Nico Vázquez, con su estilo directo pero respetuoso, logró poner límites sin entrar en confrontaciones, usando el humor como escudo para preservar su intimidad. Una vez más, el aire de la televisión demostró que puede sorprender en cualquier momento, cuando lo personal y lo público se rozan sin previo aviso.
Redacción Diario Inclusión