El consultor Julio Pizetti sostuvo que la contienda electoral en Salta “es una de las campañas más violentas que tuvo Salta en los últimos años”. Según sus observaciones, la campaña ya no se limita a debates y promesas: “el calibre de las balas que se tiran es cada vez más grande”, usó como metáfora para explicar la intensidad del discurso y de las acciones.
Episodios concretos de violencia
Entre los hechos que refuerzan esa visión, se encuentran:
Un incidente reciente en el que el vehículo del candidato a senador nacional Juan Manuel Urtubey sufrió daños en el vidrio trasero, que las autoridades investigan como posible impacto de proyectil.
En 2019, se registró un tiroteo en pleno centro de Salta —intercambio de disparos entre grupos de pegatineros políticos— un antecedente que marca la persistencia del fenómeno de violencia electoral en la provincia.
Pizetti advirtió que este tipo de hechos “terminan dañando al sistema democrático”, ya que generan desconfianza y desencanto en la ciudadanía.
Causas que apuntan al fondo del problema
El analista explicó que esta violencia no es accidental ni aislada, sino que brota en un contexto donde están en juego “bloques con muchísima tensión” y donde se utilizan tácticas agresivas para movilizar o intimidar. Asimismo, señaló que la ciudadanía ahora “está buscando algo más positivo, propuestas concretas y certidumbre sobre el futuro”, pero se encuentra con una contienda marcada por ataques y falta de debate.

Consecuencias e implicancias para la democracia
Pizetti advirtió que cuando la campaña se transforma en un espacio de agresión, el riesgo es que el electorado “pierda credibilidad en el sistema” y termine por sentirse alienado o abstenerse de participar. En su visión, estamos ante “el final de un ciclo”, donde las viejas formas de hacer política —agresiva, basada en confrontaciones de alto impacto— comienzan a perder efecto y requieren nuevas dinámicas más constructivas.
Qué se puede hacer para parar la escalada
En su análisis, Pizetti sugiere que los partidos, los dirigentes y los ciudadanos deben:
●Rechazar la violencia y las tácticas coercitivas como forma de campaña.
●Exigir mayor transparencia, propuestas positivas y debate público de ideas.
●Fomentar la participación más allá del miedo o la polarización, para que la democracia recupere credibilidad.
●Que los organismos electorales y la Justicia presten atención real a los hechos de agresión para disuadir estos comportamientos antes de que se conviertan en prácticas sistemáticas.
Conclusión
Las advertencias de Julio Pizetti sobre la campaña electoral en Salta actúan como un llamado de atención urgente: cuando la política se convierte en un terreno de agresión y confrontación, el sistema democrático corre riesgo de desgaste. La tarea entonces es cambiar la lógica: volver al debate de ideas, a la participación voluntaria, al respeto por el adversario. En una provincia donde los hechos de violencia electoral ya han tenido capítulos oscuros, el mensaje es claro: la campaña puede aún cambiar de rumbo si se actúa con decisión.
Redacción: Diario Inclusión.










