Jorge Camacho (11-01-23 – 13-06-15), hijo, padre, abuelo y patriota ejemplar, al 2º año de su partida, sus deudos no lo olvidaran y permanecerá por siempre en sus corazones.
Su trayectoria impecable de hombre de bien, es un ejemplo a seguir. Trabajó desde muy pequeño, fue empleado, comerciante, soldado (uno de los primeros conscriptos fundadores del Regimiento 28 de nuestra ciudad en 1943, denominado entonces Tercer Batallón del Regimiento 20 de Infantería de Montaña Cazadores de los Andes), en la década del 60 debido a su colaboración y disposición fue nombrado jefe de la reserva. Anteriormente en 1950, teniendo en cuenta el año del Libertador, colaboró con el jefe del regimiento My. Jorge Rosales, realizando una colecta para reunir fondos para adquirir el monumento del Gral. San Martín emplazado hoy en la plaza central de la ciudad. En el año 1956 contrajo nupcias con la Srta. Lady Irma Ruíz López, con quién tuvo tres hijos varones. También se destacó como empresario dando impulso a numerosas empresas de la zona, Por su iniciativa se fundó la primera entidad financiera de la ciudad, CREDITAR, S.A. (Créditos Tartagal) donde circuló en los comercios adheridos, letras de cambio, como alternativa de moneda, posteriormente se empeñó en la creación del primer Banco de la Ciudad, que llegó a tener hasta un edificio propio (dónde actualmente se encuentra el Banco Santander), por algunas anormalidades y desinteligencias de la comisión directiva, se cerró. Por otra parte, llegó en su momento a administrar una cadena de negocios que abarcaron desde Prof. Salvador Mazza, hasta San Ramón de la Nueva Orán, también en Salta y otras ciudades de la Provincia, en Jujuy y Tucumán. Incursionó en el estudio de la hipnosis obteniendo resultados prodigiosos que supo despertar la admiración de sus contemporáneos. Fue presidente del Centro Empresario y estuvo en la fundación de las instituciones de mayor trayectoria de nuestro medio, su paso ha dejado en todas ellas una huella imborrable. También se destacó cómo político, fundó el primer partido comunal de la ciudad (Agrupación Federalista Popular Tartagal) y fue por dos períodos consecutivos concejal de nuestra ciudad. En la década de los 90 cuando cundía el neoliberalismo, y colocó a nuestra región en el colapso, comenzó un período trágico en su vida, no logró imponerse a la crisis que golpeó exponencialmente al comercio y a toda la economía por la avalancha de las privatizaciones poniendo en jaque a su empresa y patrimonio, cuando Hernán González, ministro de economía de Carlos Menem, congeló los depósitos de plazo fijo, fue un jaque mate definitivo para su empresa, cuando logró recuperar algo de esos depósitos ya no tenía ningún valor y entonces tuvo que hipotecar su propiedad para mediante un crédito poder cumplir con sus obligaciones, ésto lo llevó a desprenderse de una gran parte de su patrimonio, los años pesaban, el deterioro de su salud avanzaba y la escases para quien había tenido una posición bastante holgada lo angustiaba, los intereses usurarios del sistema no le dieron tregua y comenzó un largo peregrinar con el propósito de salvar lo poco que le quedaba; finalmente desprendiéndose de una parte de su propiedad logró cancelar la hipoteca con el banco, dando satisfacción a su orgullo de buen comerciante, de haber cumplido. Ridícula apreciación si tenemos en cuenta lo despreciable y delictivo de ese sistema. Obviamente, actualmente ha sido legalizado por los controladores del poder financiero y cabe mencionar que legalidad no siempre implica legitimidad, la Iglesia siempre condenó la usura y en otras épocas fue severamente penada; pero claro eso ya es otra historia. Los que lo conocieron a Don Jorge Camacho, admiten que fue una persona emprendedora, afable, cautivante, siempre dispuesta a servir al prójimo y a brindarse en actos de servicio en todo momento. Su formación y sentimientos cristianos jamás lo abandonaron, aunque en algún momento de su vida se alejó de la Fe, producto de una época preñada de agnosticismo, pero luego volvió en un proceso de conversión admirable, amó y sirvió a su ciudad a tal punto que un misterioso designio dispuso que debió partir un 13 de junio coincidiendo con la Fiesta del Santo patrono de su ciudad a la cual tanto tiempo le destinó su amor y su servicio. Que Dios Nuestro Señor, lo tenga en su Gloria, tal vez en algún momento debería rendírsele un merecido reconocimiento por su servicio, y no ser ninguneado como en algún momento ocurrió cuando tacharon la placa con su nombre en el cuartel de Bomberos Voluntarios, luego de un cortito reconocimiento que le hicieron en vida por su servicio a esa Institución; finalmente terminaron por retirar la placa, en buena hora, antes de que su nombre permanezca deshonrrosamente tachado, por otra parte nunca, ni él ni ningún familiar pidió que se le hiciese ese homenaje que terminó siendo un ultraje, pero son cosas de las mezquindades y la miseria de la política, eso lo entendemos perfectamente, lo importante es que para Dios no existen los arquetipos anónimos, y que, los que verdaderamente aprecian y honran su memoria no lo olvidaran.