Independiente fue víctima de una gran actuación del arquero Esteban Andrada y dejó pasar la chance de acceder a la Copa Libertadores de América al igualar en un gol con Lanús, al cabo de un emotivo encuentro disputado esta noche en Avellaneda, en el marco de la trigésima y última jornada del torneo de Primera División.
Paradójicamente la formación de Jorge Almirón le dio una gran mano a Banfield, equipo que con esta igualdad mantuvo su lugar en la zona de Repechaje.
Emiliano Rigoni inauguró el marcador, a los 36 minutos de la primera parte para el anfitrión mientras que Nicolás Aguirre niveló el tanteador, a los 14 del complemento para el «Granate».
La visita terminó con un hombre menos por la expulsión del citado Aguirre, a los 26 minutos de la etapa final.
Esteban Andrada le atajó un penal a Ezequiel Barco, a los 29 minutos del complemento.
La ambiciosa disposición táctica que puso en práctica Lanús desde el comienzo del match sorprendió al «Rey de Copas» que recién promediando el período pudo equilibrar el trámite. La peligrosidad de Sand y de manera especial la velocidad de Lautaro Acosta, colocaron en aprietos a un dueño de casa maniatado y con ambiciones recortadas al verse superado por su adversario.
Lanús dejó pasar su buen momento y como por arte de magia de la mano de su ilusionada parcialidad, el «Rojo» niveló las acciones para terminar la etapa ejerciendo un neto dominio que logró rubricar Rigoni, quien tras recibir una asistencia con la cabeza de Albertengo, ensayó una hermosa volea apenas ingresando al área que se incrustó en el ángulo superior izquierdo del guardameta visitante.
Independiente se retiró al entretiempo dando la sensación de «hacerle precio» a un «Granate» que perdió completamente su línea futbolística, que pareció recuperar parcialmente luego de salvarse a 3 minutos de iniciado el complemento cuando Albertengo estrelló un cabezazo en el palo izquierdo de Andrada, luego que éste logrará desviar el balón con la punta de sus dedos.
Una mala salida de Nery Domínguez derivó en los pies de Sand, cuyo remate dio en el palo izquierdo de Campaña y recaló en los pies de Aguirre, quien vulneró la valla del «Diablo» con un remate a colocar desde fuera del área y que sumió al mítico reducto de Avellaneda en un silencio casi sepulcral.
Pese a esta desafortunada circunstancia el cuadro de Holan potenció su búsqueda convirtiendo al arquero Andrada en la figura consular del cotejo con varias atajadas de mérito dejando en evidencia unos enormes reflejos en varias intervenciones.
En la más destacada logró contener una mala ejecución de Barco desde los doce pasos aunque adelantándose ostensiblemente, situación no advertida por el árbitro Delfino, quien no se equivocó al sancionar la innecesaria infracción cometida por Herrera sobre Rigoni minutos antes y que derivó en la citada pena máxima y en la expulsión de Aguirre por exceso verbal.
Tras la oportunidad malograda, Independiente no se resignó a su suerte, máxime teniendo un hombre más que su oponente. A esta altura Lanús ni siquiera ensayaba alguna réplica cobijándose en una noche consagratoria de su longilíneo portero, quien además de trabajar a destajo con los delanteros rivales, se vio obligado a subsanar varios yerros de su hoy poco confiable defensa.
Queda el consuelo para el local de haberse instalado en el primer lugar dentro de los que no clasificaron, a la espera que se genere un nuevo cupo. Objetivo de poca valía de acuerdo a las expectativas creadas y tras disputar uno de los mejores partidos del semestre.