La contundente derrota de La Libertad Avanza (LLA) en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires generó un fuerte cimbronazo en los mercados financieros. Las dudas sobre la continuidad del programa económico de Javier Milei y Luis Caputo se tradujeron en una jornada de pérdidas generalizadas para los activos argentinos.
En el premarket de Wall Street, las acciones de empresas argentinas sufrieron caídas de hasta el 15%. El Grupo Financiero Galicia lideró el derrumbe con un retroceso del 15%, seguido por Edenor, BBVA Argentina, Pampa Energía y Supervielle, todas con bajas superiores al 12%. Banco Macro, Transportadora de Gas del Sur, YPF y Loma Negra también registraron pérdidas significativas.
Los bonos soberanos en dólares no escaparon a la tendencia bajista. Los títulos Global 2035, 2041 y 2046 cayeron hasta un 8%, reflejando el creciente escepticismo de los inversores sobre la sostenibilidad de la deuda argentina. Como consecuencia, el riesgo país medido por el JP Morgan superó los 1.000 puntos básicos, encendiendo alarmas en la city porteña.
La reacción del mercado no solo refleja el impacto inmediato del resultado electoral, sino también una lectura más profunda sobre la fragilidad del esquema económico actual. La falta de consensos políticos y la incertidumbre sobre el rumbo fiscal y monetario agravan el panorama financiero.
Analistas señalan que el revés electoral debilita la posición negociadora del Gobierno frente a organismos internacionales y actores del mercado. La expectativa de reformas estructurales se diluye, mientras crecen las presiones sobre el tipo de cambio y la inflación.
En este contexto, los ADR argentinos —certificados de acciones que cotizan en Nueva York— se tiñeron de rojo, anticipando una jornada difícil también en la Bolsa porteña. La desconfianza se traduce en menor apetito por riesgo argentino y mayor demanda de cobertura en dólares.
La derrota en Buenos Aires, considerada clave por su peso político y económico, reconfigura el mapa de poder y obliga al oficialismo a replantear su estrategia. El mercado, por su parte, ya comenzó a ajustar sus expectativas, con una lectura crítica sobre la viabilidad del modelo libertario.
La jornada del lunes deja en evidencia que la política y la economía están más entrelazadas que nunca. Y que cada resultado electoral puede tener consecuencias inmediatas en los bolsillos, las inversiones y el futuro del país.
Redacción Diario Inclusión