La economía cotidiana de los argentinos sigue en caída libre. Según el relevamiento mensual del Centro de Almaceneros de Córdoba, septiembre registró una inflación del 2,43%, la más alta del año, y marcó un derrumbe histórico en las ventas minoristas. La entidad calificó el mes como “el peor del año” en términos de consumo.
El informe, elaborado por el Departamento de Estadísticas y Tendencias, reveló que el 54,7% de los hogares no logró cubrir sus gastos básicos con ingresos propios. Además, el 38,5% debió recurrir a créditos informales o tarjetas para comprar alimentos, mientras que un 6,8% directamente no pudo acceder a productos esenciales.
La canasta básica alimentaria para una familia tipo trepó a $248.962, mientras que la total superó los $393.000. Estos valores reflejan una pérdida acelerada del poder adquisitivo, en un contexto de salarios congelados y aumentos generalizados en productos de primera necesidad.
Desde el Centro de Almaceneros advierten que el fenómeno no se limita a Córdoba: “La situación es extrapolable a todo el país. El comercio barrial está en emergencia y las familias están ajustando sus hábitos de consumo al extremo”, señalaron. El rubro más afectado fue el de productos frescos, seguido por limpieza y perfumería.
El informe también destaca que el 72% de los comercios relevados registró una caída interanual en sus ventas, y un 18% evalúa cerrar o reconvertirse. La falta de previsibilidad, el aumento de costos y la caída del poder de compra configuran un escenario crítico para el sector.
En paralelo, se observa un cambio en el comportamiento de compra: más visitas a comercios, pero con menos productos en el carrito. “La gente compara precios, busca ofertas y prioriza lo indispensable. El supermercado dejó de ser un lugar de abastecimiento y pasó a ser un espacio de supervivencia”, concluye el informe.
La inflación golpea donde más duele: en la mesa de los argentinos. Mientras se discuten reformas macroeconómicas, el almacén de barrio se convierte en termómetro de una crisis que ya no admite eufemismos.
Redacción Diario Inclusión