La industria panadera argentina atraviesa una situación crítica tras las elecciones presidenciales. Molinos harineros de todo el país suspendieron la entrega de pedidos, generando incertidumbre entre los productores de pan y derivados. La medida, que se dio sin previo aviso, encendió las alarmas en un sector clave para el consumo popular.
Desde la Federación Argentina de la Industria del Pan y Afines (FAIPA) confirmaron que numerosos molinos decidieron frenar la distribución de harina, alegando falta de precios de referencia y expectativas de cambios en las condiciones económicas. Esta decisión impacta directamente en el abastecimiento de panaderías, que ya advierten sobre posibles aumentos en los precios al consumidor.
La suspensión de entregas se produjo en un contexto de alta volatilidad cambiaria y especulación post-electoral. Los molinos argumentan que no pueden operar sin claridad sobre el valor del dólar oficial y los costos de reposición, mientras que los panaderos denuncian una maniobra especulativa que pone en riesgo la producción y el acceso al pan.
En algunas provincias, como Buenos Aires y Córdoba, la situación es más grave: panaderías pequeñas reportan que no tienen stock suficiente para continuar con la producción diaria. La falta de harina también afecta a fábricas de pastas, facturas y productos de repostería, generando un efecto dominó en toda la cadena alimentaria.
Desde el Gobierno, aún no hubo una respuesta oficial, aunque fuentes del Ministerio de Economía señalaron que se está monitoreando la situación. Mientras tanto, los comerciantes reclaman medidas urgentes para garantizar el abastecimiento y evitar una escalada de precios que afecte a los sectores más vulnerables.
La FAIPA solicitó una reunión con autoridades nacionales para discutir soluciones inmediatas, como la fijación de precios transitorios o la liberación de stock retenido. También pidieron que se investigue si existe acopio especulativo por parte de los molinos, lo que podría configurar una práctica abusiva.
El pan, alimento esencial en la mesa de los argentinos, vuelve a estar en el centro del debate económico. La industria panadera exige previsibilidad y compromiso para evitar que la crisis se traslade directamente al consumidor.
Redacción Diario Inclusión









