La pulseada diplomática entre el Gobierno argentino y los organismos internacionales entra en una fase decisiva. Para activar el salvataje de USD 20.000 millones ofrecido por el Tesoro de Estados Unidos, el presidente Javier Milei deberá conseguir el visto bueno del Fondo Monetario Internacional (FMI), que exige un nuevo acuerdo como condición indispensable.
Desde Washington, el ministro de Economía Luis Caputo encabeza una misión técnica que busca destrabar el paquete de asistencia. El núcleo de las negociaciones gira en torno a un swap de monedas entre la Reserva Federal y el Banco Central argentino, respaldado por Derechos Especiales de Giro (DEGs) que Estados Unidos canalizaría a través del FMI.
Este mecanismo permitiría inyectar liquidez inmediata al mercado cambiario, aliviar la presión sobre las reservas y evitar intervenciones forzadas en el dólar oficial. Sin embargo, el financiamiento no provendría directamente del Tesoro norteamericano, sino de un esquema multilateral que requiere el aval del board del FMI.
Además del swap, el salvataje incluiría una posible intervención en el mercado de bonos soberanos argentinos, mediante compras selectivas por parte del Tesoro o inversores institucionales. Esta medida apunta a reducir el riesgo país y facilitar el acceso al financiamiento externo en un contexto de vencimientos por más de USD 30.000 millones.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ya mantuvo reuniones con Caputo y expresó su respaldo a las reformas económicas del Gobierno. No obstante, el organismo exige un amplio consenso político para avanzar con el nuevo programa, lo que representa un desafío adicional para la administración libertaria.
El presidente Milei prepara su visita oficial a Estados Unidos el próximo 14 de octubre, donde se reunirá con Donald Trump para consolidar la alianza estratégica. Mientras tanto, el equipo económico argentino permanece en Washington, a la espera de una señal concreta que destrabe el salvataje y estabilice el frente cambiario.
Redacción Diario Inclusión