La planta de Essen en Venado Tuerto, considerada la mayor fábrica de piezas de aluminio fundido con esmalte vitrocerámico del mundo, atraviesa su ajuste más profundo en décadas. Según la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), la empresa despidió a 30 empleados, lo que representa el 10% de su plantilla, en un contexto marcado por la incorporación de componentes chinos y la retracción del mercado interno.
Los gremios denunciaron que la compañía se está “convirtiendo en importadora”, al reemplazar etapas completas de producción local por piezas traídas desde Asia. “En un sector donde trabajan 30 personas, si la pieza se trae de afuera y se ensambla acá, con ocho alcanza”, explicó Diego Olave, secretario general de la UOM en Venado Tuerto.
La firma, fundada en 1954 por Armando Yasci y Teresa Bompessi, había sido símbolo de innovación y expansión regional. Con más de 45 años de trayectoria y más de 30 millones de ollas y sartenes fabricadas, Essen se convirtió en un ícono de la cocina argentina. Sin embargo, la apertura de importaciones golpeó de lleno a su modelo productivo.
En agosto, la empresa lanzó la línea Rein, un robot de cocina capaz de preparar 500 recetas, que demandó una inversión millonaria. Ese proyecto se apoyó en la incorporación de componentes chinos, lo que marcó un cambio de rumbo en la estrategia industrial de la compañía.
La crisis actual se refleja en la reducción de turnos y la paralización de líneas de producción, especialmente en áreas de fundición, mecanizado y terminación. Delegados internos confirmaron que entre los despedidos hay trabajadores con años de antigüedad y personal eventual.
La gerencia reunió a los empleados la semana pasada para transmitir tranquilidad y se comprometió a no continuar con los despidos. Sin embargo, el panorama sigue siendo incierto: la combinación de caída del consumo interno y avance de importaciones amenaza con profundizar la crisis de una marca que supo revolucionar la cocina argentina.
✍️ Redacción Diario Inclusión










