La situación económica en Argentina continúa deteriorándose y uno de los indicadores más alarmantes es el ritmo de cierre de empresas. Según un informe publicado por el medio Perfil, desde la llegada de Javier Milei al poder, se han cerrado más de 5.000 empresas en tan solo seis meses, lo que equivale a un promedio de 28 cierres diarios.
El dato surge de registros de la AFIP y refleja una tendencia preocupante en el tejido productivo nacional. Las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) son las más afectadas, especialmente en sectores como el comercio minorista, la industria manufacturera y los servicios profesionales.
Los motivos detrás de esta ola de cierres son múltiples: caída del consumo, inflación persistente, aumento de tarifas, presión impositiva y falta de acceso al crédito. A esto se suma un contexto de incertidumbre política y económica que desalienta la inversión y dificulta la planificación empresarial.
Desde las cámaras empresarias advierten que la situación podría agravarse si no se implementan medidas urgentes de alivio fiscal y estímulo al consumo. “Estamos viendo una destrucción silenciosa del aparato productivo”, alertó un dirigente del sector PyME.
El Gobierno, por su parte, sostiene que la depuración del mercado es parte de un proceso de reordenamiento económico y que las reformas estructurales en marcha permitirán una recuperación a mediano plazo. Sin embargo, los efectos inmediatos ya se sienten en el empleo y en la actividad económica regional.
En este contexto, la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de comercios generan un impacto social profundo, especialmente en las economías del interior del país. La falta de respuestas concretas alimenta el malestar de empresarios y trabajadores por igual.
Redacción Diario Inclusión