Las mesas financieras porteñas están atravesadas por un clima de fastidio y escepticismo. Las promesas de estabilidad y racionalidad que pregonaban los gurúes libertarios comienzan a perder peso frente a una realidad marcada por la incertidumbre y la intervención estatal. En este contexto, el ministro Luis Caputo fue rebautizado como “CosiToto”, en alusión al polémico creador de Generación ZOE, por su estrategia de rifar posiciones vendidas en los futuros del dólar.
El desarme de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) dejó al descubierto una falla de cálculo que generó turbulencias en las tasas y en el programa financiero del Tesoro. “Algo salió mal”, resumió un economista sub45 frente a sus clientes, mientras el equipo económico intenta corregir el desacierto con medidas de absorción monetaria y recalibración de bandas cambiarias.
El mercado, agrietado y cauteloso, ya no compra el relato de los voceros libertarios que instaban a vender dólares. La frase del Chapulín Colorado —“no contaban con mi astucia”— se convirtió en una ironía recurrente entre operadores que ven en Caputo una figura impredecible, capaz de intervenir sin previo aviso y alterar las reglas del juego.
En los encuentros virtuales con analistas de Wall Street, dedicados a mercados emergentes, se multiplican los contrapuntos. Dos economistas locales cruzaron espadas sobre el “momentum” del programa económico, mientras el FMI confirmó un “staff level agreement” que habilita el desembolso de USD 2.000 millones. Sin embargo, las dudas persisten: ¿cómo se llega a las elecciones del 26 de octubre y qué pasa después?
El mercado descuenta un salto discreto del tipo de cambio en noviembre, mientras el Gobierno evalúa si seguir con el ajuste deflacionario o recalibrar el esquema de bandas para acumular reservas. La decisión del BCRA de endurecer el apretón monetario es vista como una señal de que el oficialismo busca retomar el control, aunque a costa de tensar aún más la relación con los bancos y los inversores.
En este contexto, las mesas se convierten en espacios de debate intenso, donde se cruzan diagnósticos, ironías y especulaciones. La figura de Caputo, antes celebrada por su pragmatismo, ahora genera divisiones. Algunos lo ven como el único capaz de sostener el modelo, otros lo acusan de improvisar y de repetir errores del pasado.
La narrativa oficial se sostiene en encuestas que muestran altos niveles de aprobación, pero el mercado exige señales más claras. El “CosiToto” deberá demostrar que su astucia no es solo una frase de ocasión, sino una estrategia consistente para atravesar el ciclo electoral sin perder credibilidad.
Redacción Diario Inclusión










