A doce ruedas de las elecciones legislativas, el Gobierno enfrenta una cuenta regresiva marcada por la escasez de divisas. De los más de USD 6.000 millones que el sector agropecuario liquidó tras la rebaja temporal de retenciones, apenas USD 2.200 millones fueron captados por el Tesoro. Hoy, según estimaciones privadas, solo quedarían USD 700 millones disponibles para intervenir en el mercado cambiario.
La estrategia oficial consistió en utilizar ese colchón externo para evitar que el dólar oficial alcanzara el techo de la banda de flotación, fijado en $1.485. En las últimas seis jornadas, el Tesoro vendió más de USD 1.600 millones, en un intento por sostener la cotización sin comprometer las reservas líquidas del Banco Central.
El ministro de Economía, Luis Caputo, permanece en Washington negociando los detalles del salvataje prometido por Estados Unidos. Mientras tanto, el presidente Javier Milei prepara una reunión clave con Donald Trump, en busca de respaldo financiero que permita extender el poder de fuego oficial.
Según cálculos de GMA Capital, el ritmo actual de intervención —con ventas diarias que oscilan entre USD 250 y 450 millones— podría agotar los fondos disponibles en menos de una semana. Si la presión alcista persiste, el Banco Central debería recurrir a sus reservas líquidas, estimadas en USD 13.000 millones, aunque buena parte de ellas están comprometidas.
La demanda de dólares se intensifica en el marco de una dolarización preelectoral. En septiembre, los depósitos privados en moneda extranjera crecieron USD 1.600 millones, reflejando el refugio que representa el billete verde frente a la incertidumbre política y económica.
Analistas advierten que la estrategia oficial tiene límites estructurales: no todo lo que ingresa se traduce en reservas permanentes. La eliminación de retenciones fue efectiva para acelerar la liquidación, pero el Tesoro solo logró capturar un tercio de lo liquidado. El resto se esfumó entre pagos, depósitos privados y presión cambiaria.
Con el mercado atento y el margen de maniobra agotándose, el Gobierno enfrenta una disyuntiva crítica: sostener el tipo de cambio sin reservas suficientes o asumir el costo político de una eventual devaluación. Octubre será decisivo para el modelo económico vigente.
Redacción Diario Inclusión