Domingo Cavallo volvió al centro del debate económico con una serie de recomendaciones que, según él, deberían aplicarse inmediatamente después de las elecciones presidenciales del 26 de octubre. El exministro de Economía planteó que el cepo cambiario debe ser eliminado sin demoras y que el dólar debería flotar libremente, aunque esto implique un aumento transitorio de la inflación.
En su análisis, Cavallo comparó la situación actual con la crisis de 1990-1991, cuando él mismo impulsó la convertibilidad bajo el gobierno de Carlos Menem. “Hay similitudes entre los primeros meses de Milei y los de Menem: ambos heredaron una economía catastrófica y aplicaron ajustes fiscales”, señaló.
Además, propuso que el Tesoro y el Banco Central ejecuten un programa de compras de reservas para garantizar el pago de la deuda futura. Según su visión, la intervención del FMI y del Tesoro estadounidense será determinante en la adopción de estas medidas, incluso si el Gobierno argentino se muestra reticente.
Entre sus recomendaciones más polémicas, Cavallo pidió prohibir la emisión monetaria para financiar déficits, declarar la libre convertibilidad del peso, permitir depósitos y préstamos en cualquier moneda convertible, y fomentar el financiamiento privado a través del mercado de capitales.
También sugirió que el Banco Central controle la expansión del crédito mediante operaciones de mercado abierto, tanto en pesos como en dólares. Estas medidas, según él, permitirían una estabilización rápida de las variables económicas, aunque con un costo inicial elevado.
La propuesta de Cavallo reaviva el debate sobre el rol del Estado en la economía y la viabilidad de una liberalización total del mercado cambiario. Mientras algunos sectores lo ven como una receta conocida, otros advierten sobre los riesgos sociales de un ajuste abrupto.
Redacción Diario Inclusión