En una jornada marcada por la volatilidad financiera, el dólar volvió a presionar el techo de la banda cambiaria en Argentina, a pesar de la megaintervención liderada por Scott Bessent, asesor económico del presidente Javier Milei. La operación, que implicó la inyección de USD 1.000 millones en el mercado, buscaba contener la escalada del tipo de cambio, pero los resultados fueron limitados.
La estrategia oficial consistió en reforzar el poder de fuego del Banco Central mediante ventas masivas de divisas, en un intento por estabilizar el dólar financiero. Sin embargo, la demanda de cobertura cambiaria por parte de los inversores se mantuvo firme, alimentada por la incertidumbre política y económica que atraviesa el país.
Según fuentes del mercado, la intervención fue la más grande desde el inicio de la gestión libertaria, superando incluso los episodios de alta tensión vividos en julio. Aun así, el dólar MEP y el contado con liquidación se acercaron peligrosamente al techo de la banda, generando preocupación en los operadores.
La figura de Bessent, ex asesor de George Soros y actual estratega del equipo económico, fue clave en la maniobra. Su presencia en Buenos Aires y su coordinación con el Tesoro estadounidense fueron interpretadas como una señal de respaldo internacional. No obstante, la confianza del mercado sigue sin consolidarse, y los dólares financieros continúan en alza.
Analistas advierten que la efectividad de estas intervenciones tiene un límite, y que sin un plan económico integral que incluya reformas estructurales y señales fiscales claras, el mercado seguirá buscando refugio en el dólar. La presión sobre las reservas y el riesgo país en aumento son síntomas de una tensión que no cede.
Mientras tanto, el Gobierno insiste en que la banda cambiaria es una herramienta transitoria, y que el objetivo final es avanzar hacia una dolarización plena. Sin embargo, los tiempos políticos y sociales imponen desafíos que podrían alterar el rumbo previsto.
La pulseada entre el mercado y el Gobierno continúa, y el dólar sigue siendo el termómetro de una economía que busca estabilizarse en medio de turbulencias. La intervención de Bessent fue un gesto potente, pero no suficiente para calmar las aguas.
Redacción Diario Inclusión