La medición del JP Morgan, que refleja la percepción internacional sobre la capacidad de pago de la deuda soberana, registró un salto del 8,3% respecto al día anterior. Este repunte se da en un contexto de fuerte presión sobre el dólar, desplome de bonos y creciente desconfianza sobre la sostenibilidad financiera del país.
Los ADRs argentinos —acciones de empresas locales que cotizan en Nueva York— mostraron pérdidas generalizadas. IRSA lideró las bajas con un retroceso del 3,9%, seguida por Grupo Supervielle (-3,6%) y Transportadora de Gas del Sur (-3,1%). El desplome se suma a una tendencia negativa que arrastra desde agosto, con caídas acumuladas de hasta el 25%.
En la plaza local, el índice S&P Merval retrocedió 1,7% en pesos y 1,9% en dólares. Desde Portfolio Personal Inversiones advirtieron que “la volatilidad es la gran protagonista” y que el mercado enfrenta una semana crítica, marcada por la proximidad de los comicios en la provincia de Buenos Aires.
Delphos Investment atribuyó el pesimismo no tanto a los fundamentos económicos, sino al riesgo electoral. “El flujo mata fundamento”, señalaron, y recomendaron enfocarse en sectores como Vaca Muerta, utilities y bancos, aunque reconocen que los desafíos de corto plazo siguen siendo relevantes.
Los bonos en dólares operaron con comportamiento mixto: mientras algunos títulos largos mostraron subas de hasta 2,6%, los cortos sufrieron caídas de hasta 1,9%. Guardian Capital destacó la necesidad de revisar las carteras ante la alta volatilidad y pensar en horizontes de inversión más allá del ruido coyuntural.
El economista jefe de SBS, Juan Manuel Franco, remarcó que el desenlace electoral será clave para definir el futuro del actual esquema monetario. “La interpretación del resultado puede ser un viento a favor o en contra para el desarme de tasas reales muy nocivas”, advirtió.
En este escenario, los inversores adoptan posturas defensivas. Mientras los perfiles conservadores optan por dolarizarse y refugiarse en fondos comunes o ONs de empresas AAA, los más arriesgados apuestan al “trade electoral”, esperando una recuperación de activos golpeados como los bancarios. Los moderados, en cambio, evalúan migrar hacia mercados más estables como el estadounidense.
Redacción Diario Inclusión