El mercado internacional de metales preciosos vivió una jornada histórica: el oro superó los USD 4.381 la onza y la plata rozó los USD 70, consolidando su mejor desempeño anual desde 1979. La escalada responde a una combinación de factores que van desde la política monetaria estadounidense hasta crecientes tensiones geopolíticas.
La expectativa de que la Reserva Federal recorte las tasas de interés en 2026, sumada al respaldo del presidente Donald Trump a una política más laxa, fortaleció el atractivo de los metales. En un contexto de tasas más bajas, el oro y la plata se convierten en refugios preferidos, al no generar intereses pero sí preservar valor.
El escenario internacional también aportó combustible al rally. Estados Unidos intensificó sanciones petroleras contra Venezuela, mientras Ucrania atacó por primera vez un petrolero ruso en el Mediterráneo. Estos episodios reforzaron la percepción de riesgo y la búsqueda de activos seguros, elevando la demanda de lingotes.
Los bancos centrales jugaron un rol clave: sus compras masivas de oro, junto con el ingreso de capitales a fondos cotizados respaldados por lingotes, sostuvieron la tendencia alcista. Según datos del World Gold Council, las tenencias en ETF crecieron casi todos los meses del año, consolidando un alza cercana al 70% en el oro.
Los inversionistas privados también impulsaron el repunte con la llamada “operación de depreciación”, que implica abandonar bonos soberanos y monedas ante el temor de que pierdan valor por el aumento de la deuda global. Este movimiento fortaleció aún más la posición del oro como activo de cobertura.
Otros metales preciosos acompañaron la escalada: el paladio subió más de 4% y el platino superó los USD 2.000 por primera vez desde 2008. La tendencia refleja un mercado que busca diversificación en activos físicos frente a la volatilidad financiera.
Las proyecciones apuntan a que el rally continuará en 2026. Goldman Sachs prevé un escenario base de USD 4.900 la onza para el oro, con riesgos al alza. La combinación de compras oficiales, demanda física y cobertura geopolítica se perfila como el motor de mediano plazo, mientras que la política de la Fed seguirá marcando los ciclos.
✍️Redacción Diario Inclusión










