El vicepresidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas, Eduardo Fernández, advirtió que el panorama para el sector es “sombrío” y que el sistema financiero se ha vuelto asfixiante. Con tasas reales que superan el 90%, las pymes enfrentan serias dificultades para sostener la producción y acceder a financiamiento.
Fernández señaló que el crédito, históricamente motor del mercado interno, está prácticamente descartado tanto para consumo como para inversión productiva. “Tenemos un sistema financiero que busca salvarse a sí mismo, pero ahoga al aparato productivo”, afirmó en diálogo con Radio Rivadavia.
La situación laboral también preocupa: muchas pymes no quieren despedir personal, pero no logran sostener sus plantillas. La pérdida de empleo se extiende a economías regionales, donde cada cierre empresarial implica el colapso de redes familiares y productivas locales.
Un informe de la Fundación Observatorio Pyme reveló que el 33% de las empresas industriales perdió mercado frente a productos importados en el segundo trimestre. El 45% percibe una amenaza creciente de competencia desleal, especialmente desde China y Brasil.
Los sectores más afectados son textiles y calzado (51%), metalmecánica (42%), caucho y químicos (37%), muebles y madera (31%) y alimentos y bebidas (10%). La ocupación cayó un 4,7% interanual, marcando nueve trimestres consecutivos de retroceso.
Desde la Unión Industrial Argentina advierten que el aumento de costos internos y la caída de la demanda están erosionando la competitividad nacional. Las importaciones de bienes de consumo crecieron un 32% en el primer semestre, mientras la producción industrial cayó un 10%.
Fernández trazó un paralelismo inquietante: “Cuando se sinceren las cifras y se mida la economía real, vamos a encontrar un desastre comparable al de 2001. Hoy el país está destruyendo empleo y cerrando empresas que tardaron décadas en consolidarse”.
Redacción Diario Inclusión.