La primera semana de octubre trajo malas noticias para los consumidores argentinos. Según relevamientos sectoriales, los precios de alimentos y productos de limpieza registraron aumentos de entre 4% y 11% en comercios de cercanía y mayoristas. El arrastre inflacionario de septiembre sigue impactando en los precios, a pesar de que el mes comenzó sin grandes remarcaciones.
Los rubros más afectados incluyen aceites, farináceos, lácteos, fiambres y bebidas, con incrementos que oscilan entre el 4% y el 8%. Marcas líderes como Arcor aplicaron subas de hasta 8% en galletitas, fideos y enlatados, mientras que el café y las gaseosas también se encarecieron.
Desde la Federación de Almaceneros, su titular Fernando Savore alertó sobre la dificultad para trasladar los aumentos al precio final. “La venta no acompaña y los distribuidores están desesperados por colocar stock”, señaló. Además, advirtió sobre la reducción en las fechas de vencimiento y la necesidad de revisar los productos antes de comprarlos.
En el sector mayorista, la situación es aún más crítica. Distribuidores bonaerenses reportan caídas en la demanda y ajustes drásticos en las compras. “A las panificadoras les bajé la compra a la mitad. Ellos aumentaron entre un 6 y 8% y yo no puedo trasladar ni un punto porque la gente no compra”, explicó un comerciante.
La inflación acumulada en la Ciudad de Buenos Aires alcanzó el 22,7% en lo que va de 2025, con una variación interanual del 35%. El índice porteño se aceleró al 2,2% en septiembre, reflejando la tensión cambiaria y financiera que atraviesa el país.
El consumo con tarjeta de crédito también muestra señales de agotamiento. Muchos clientes ya no pueden pagar el resumen o tienen el cupo limitado, lo que reduce aún más la capacidad de compra. “Antes armábamos combos, ahora ni eso. La gente no puede comprar”, lamentó un almacenero del interior.
En este contexto, los comercios de cercanía se convierten en termómetro de la crisis. Con márgenes cada vez más ajustados y ventas en retroceso, el desafío es sostener la actividad sin perder rentabilidad ni clientes. La inflación, lejos de ceder, sigue golpeando donde más duele: en la mesa de los argentinos.
Redacción Diario Inclusión