El consumo de carne vacuna en Argentina cerró el primer semestre de 2025 con un promedio de 49 kilos por habitante por año, lejos de los 82 kilos que se registraban en décadas pasadas. Aunque el dato económico podría abordarse desde múltiples perspectivas, cobra una nueva dimensión a la luz de la visión del presidente Javier Milei.
🧠 Liberalismo extremo y desigualdad aceptada
Desde su llegada al poder, Milei ha sostenido públicamente que “los recursos son escasos” y que “no alcanza para todos”, en línea con una concepción individualista que considera al mercado como regulador único. En ese marco, que una parte de la población no acceda al consumo de carne vacuna —un alimento emblemático en la cultura argentina— no es percibido como una falla sistémica, sino como una consecuencia lógica de la “ineptitud” o “incapacidad” de esas personas.
Este enfoque desdibuja la función social del Estado, dejando en manos del mérito individual el acceso a bienes esenciales. Para Milei, el Estado no debe intervenir en corregir desigualdades, sino facilitar las reglas para una competencia libre, aunque implique que muchos queden atrás.
💸 Precio, acceso y concentración
La carne vacuna se ha encarecido de manera significativa en comparación con otras proteínas como el pollo o el cerdo. A pesar de ello, el Gobierno no impulsa medidas que permitan democratizar su acceso. En diálogo con medios radiales, el productor ganadero Víctor Tonelli explicó que el consumo total de carnes creció, pero a costa de una reconversión cultural: el argentino medio hoy elige lo que puede pagar, no necesariamente lo que quiere comer.
En este escenario, el consumo de carne vacuna se convierte en símbolo de privilegio, restringido a quienes logran sostener sus ingresos por encima de la inflación y las políticas de ajuste.
🌍 Exportaciones en ascenso, mercado interno en retroceso
Mientras la demanda externa de carne argentina empieza a recuperarse —tras años de limitaciones— el mercado interno se retrae. Lo que antes era parte de la identidad popular, hoy se vende preferentemente al exterior, donde obtiene mejor rentabilidad.
Redacción Diario Inclusión










