Dentro del plan económico, cambiario y fiscal del Gobierno existe un elemento central: atravesar los próximos seis meses para que vuelvan a ingresar los dólares.
La previsión es que continuará en octubre la salida de reservas del Banco Central, pero a un menor ritmo que lo ocurrido en septiembre.
En la coyuntura, el Gobierno espera para la semana que viene una fuerte tormenta en cuanto al incremento en la demanda de dólares ahorro ante la reapertura del mes. Desde el próximo jueves, y hasta el martes o miércoles de la otra semana volverá la voracidad de los potenciales compradores de los u$s200 mensuales, aún con el 35% extra, y los home bankings retomarán su inevitable estrés operativo. Se supone que intentarán obtener sus divisas incluso (y especialmente) aquellos que están vedados para hacerlo, quienes según los números del propio Gobierno estarían incluidos entre el 70% y el 80% de los habilitados en septiembre hasta la aplicación de las nuevas restricciones. Para evitar que esto ocurra para el próximo jueves deberían estar funcionando los sistemas mixtos de cruzamiento de datos entre el sistema financiero, el BCRA y la ANSES. La entidad que dirige Fernanda Raverta deberá aportar los datos con el listado más importante de los vedados para acceder al dólar ahorro: los beneficiarios de los planes sociales. Se asegura dentro del Gobierno, que cuando el mercado vea que en los primeros días del próximo mes la demanda se normaliza y los que están prohibidos en el esquema del dólar ahorro quedan fuera, comenzará a tomarse en serio la restricción y el nivel de demanda se normalizará. Y las ventas diarias del BCRA caerían en consecuencia. Luego, pese al obvio malhumor que genera en la clase media la decisión de restringir el acceso a dólares, debería comenzar un tiempo de reconocimiento del poder de fuego del Gobierno en el mercado cambiario para sostener los valores de la divisa. Serán los días en que los tan mentados bonos en dólares pos reestructuración que están en poder de la entidad que maneja Miguel Pesce y el Fondo de Garantía Sustentable que está en manos de Raverta, especialmente los Globales 2035, comiencen a hacer su juego de dominadores del mercado de oferta de divisas. Alguien en el Gobierno está seriamente pensando en esperar un día en especial para batallar a sangre y fuego en el mercado financiero, colocando una gran cantidad de dólares fruto del desprendimiento de parte de esos bonos.
Mientras tanto el Gabinete económico espera una buena noticia para las próximas semanas. El mercado de comercio exterior comienza a normalizarse, a partir de la puesta a punto de los contactos entre empresas y proveedores que durante toda la cuarentena tuvieron que aplicar divisas (muchas veces al contado) para poder seguir operando. Supone el Gobierno que el ritmo de actualización de los pagos ya está a punto de normalizarse y que al ritmo de la mejora en la actividad fruto de la flexibilización de la cuarentena volverá cierto nivel de financiamiento a los privados. Esto debería comenzar a redundar en que al menos algo de los u$s1.500 millones promedio de saldo positivo en la balanza comercial queden en las arcas del BCRA, algo que no sucedió en toda la cuarentena. No será todo ese el dinero que ingrese en las arcas fiscales. Pero con que unos 500 millones puedan nutrir la cuenta oficial, contabilizan en el Gobierno, alcanza hasta marzo-abril de 2021.