La crisis laboral en Argentina se profundiza. Desde septiembre de 2024, el empleo asalariado registrado en el sector privado perdió cerca de 127.000 puestos, según cifras de la Secretaría de Trabajo. La tendencia negativa se mantiene por quinto mes consecutivo, afectando especialmente a los principales centros urbanos del país.
El impacto más severo se observa en la construcción, que lidera la destrucción de empleo tras la suspensión de la obra pública. Le siguen la industria manufacturera, el agro y el sector educativo. En conjunto, estos rubros explican la mayor parte de la pérdida de puestos formales.
En contraste, sólo tres sectores lograron mostrar una leve recuperación desde diciembre de 2023: comercio, agro y pesca. Entre los tres, sumaron poco más de 44.000 empleos, una cifra que apenas compensa la mitad de lo perdido en otras ramas.
La Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) reveló que en abril de 2025 el empleo formal cayó un 1,9% acumulado desde diciembre, con una baja interanual del 1,2%. El retroceso se ubica entre los más pronunciados desde la crisis de 2002 y la pandemia de 2020.
Otro dato preocupante es el crecimiento del trabajo independiente bajo el régimen de monotributo, que aumentó un 58,8% en los últimos años. Actualmente, más de 2,1 millones de personas trabajan bajo esta modalidad, sin acceso pleno a derechos laborales.
La precarización del empleo y la falta de dinamismo en la creación de nuevos puestos formales contrastan con la tendencia de la última década, cuando el empleo privado crecía en promedio 30.000 puestos por año. Hoy, la reversión neta supera los 115.000 empleos.
Los analistas advierten que, sin una reactivación sostenida y políticas activas de empleo, la recuperación será lenta y desigual. Mientras tanto, miles de trabajadores enfrentan un mercado laboral cada vez más frágil.
Redacción Diario Inclusión