Después de dos días de furia, los activos argentinos recuperaron cierta tranquilidad, en parte ayudados por una jornada muy positiva en Wall Street. La mayor preocupación de los inversores por el aumento de las tensiones políticas se canalizó a través de los bonos, que continuaron con tendencia a la baja.
El riesgo país cerró por encima de los 1.500 puntos, aunque se produjeron dos fenómenos simultáneos que lo impulsaron: la caída de los precios de los títulos argentinos, pero al mismo tiempo la baja de tasas de los bonos norteamericanos. El rendimiento de la deuda a 10 años en Estados Unidos perforó el nivel de 4,30% anual, pero no ayudó a que repunten los papeles argentinos.
La media sanción a la reforma previsional, que supone un aumento del gasto cercano a 0,45% anual del PBI, no cayó bien en los mercados. Incluso el Presidente consideró que el malhumor de los inversores está vinculado con las prácticas de la “vieja política”.
En ese sentido, el Presidente intentó llevar cierto mensaje de tranquilidad a los inversores al indicar que está decidido a vetar cualquier proyecto que implique un aumento del gasto público y poner en riesgo el superávit fiscal.
Pero el malhumor del mercado ya venía de varios días atrás, en particular por el “affaire” de los alimentos que no fueron distribuidos por el ministerio de Capital Humano y los ataques a la ministra Sandra Pettovello. El escándalo que tomó más fuerza el último fin de semana provocó fuertes caídas de acciones y bonos, además de un repunte en las cotizaciones de los dólares financieros.
Ayer el tipo de cambio tuvo una jornada mucho más tranquila. El dólar libre cayó 1,5% y finalizó a $ 1.250, una señal de la escasez de pesos en la calle. Las cotizaciones financieras también operaron en baja y solo el contado con liquidación quedó muy levemente arriba de los $ 1.300.
Lo más preocupante de la evolución del mercado cambiario fue que el Banco Central no pudo terminar la jornada con saldo comprador, ya que finalmente vendió un millón de dólares. El dato revela que el flujo de divisas no es hasta el momento lo que se esperaba por la liquidación de la cosecha gruesa.
El Gobierno procuró enviar fuertes señales en las últimas horas, comprometiendo el equilibrio fiscal a pesar de la presión del Congreso con proyectos que aumentan el gasto, como un cambio de la fórmula de movilidad jubilatoria. Pero los mercados esperan más señales para volver a confiar, incluyendo una mayor acumulación de reservas y un horizonte para la salida del cepo cambiario
Los analistas prevén que el BCRA tendrá muchos problemas para seguir acumulando dólares y fortaleciendo las reservas en los próximos meses, luego de un arranque muy positivo en los primeros meses del año. De hecho, las reservas netas pasaron de 10.000 millones de dólares en rojo a un nivel levemente positivo.
El economista Salvador Vitelli, de Romano Group, estimó que el nivel actual se encuentra en USD 1.350 millones, que podrían subir a poco más de USD 2.000 millones cuando el FMI desembolse los USD 800 millones comprometidos en la última revisión.
Pero ahora está costando mantener la tendencia positiva y en julio se vienen fuertes pagos de bonos en dólares en poder de privados, como sucede con la primera amortización del AL30, pagos de intereses de todos los bonos en dólares que fueron reestructurados y también cae el primer pago de capital del Bopreal, el bono en dólares emitido a principios de año para brindarle una salida a los importadores.
La baja del riesgo país es un elemento central del plan de Gobierno, en procura de regresar a los mercados y eventualmente conseguir financiamiento para pagar los vencimientos de deuda en dólares del 2025.
El primer objetivo sería perforar los 1.000 puntos de riesgo país para fin de año, un objetivo que ahora luce lejano. Y luego debería continuar el descenso hacia niveles de 700 puntos. Para lograrlo, el Gobierno deberá asentarse políticamente, lograr la aprobación de la ley Bases, seguir mostrando buenos resultados fiscales y eventualmente mostrar un plan de salida claro para el cepo cambiario.