Sin embargo, De Pablo señaló que hay una diferencia crucial: el Gobierno actual mantiene un equilibrio fiscal, lo cual no ocurría en la época de Martínez de Hoz. En ese entonces, el sostenimiento de la «tablita» del tipo de cambio tuvo que ver con el aumento de las tasas de interés, la pérdida de reservas y otras dificultades económicas que no se presentan actualmente.
La advertencia sobre el dólar
A pesar de la estabilidad fiscal, De Pablo advirtió que el dólar mantiene su impacto real y negativo en los costos de producción, en particular en los productos que requieren insumos importados, ,señaló el especialista en una entrevista en Radio con Vos.
El pedido de De Pablo al Gobierno
Para evitar que los productores locales lleguen a la quiebra, De Pablo instó al gobierno a «sincronizar» el trabajo desregulador de las políticas implementadas por el ministro Sturzenegger, con otras medidas que alivien la carga fiscal sobre los empresarios nacionales.
“Lo que les pido hace muchos meses es que sincronicen todo lo que tiene que ver con las importaciones con medidas que beneficien la producción local”, afirmó. En particular, De Pablo consideró que la baja de la alícuota del impuesto PAIS no debió ser la prioridad del gobierno. En su lugar, propuso que se redujera primero el impuesto al débito y crédito bancario, una medida que, según él, forma parte de una política económica ortodoxa más adecuada para fomentar la producción nacional.
En otro tramo de la conversación, De Pablo abordó el impacto de la devaluación del real en Brasil, un tema que considera un desafío importante para la economía argentina. Según el economista, la devaluación brasileña encarece las exportaciones argentinas y abarata las importaciones desde Brasil, lo que genera un desequilibrio en el comercio entre ambos países.
Sin embargo, De Pablo advirtió que no se pueden tomar «medidas de acción directa» para mitigar los efectos de esta situación, ya que no es viable tener tipos de cambio diferentes con cada país.
A pesar de este desafío, destacó que es importante seguir de cerca la evolución de la situación, ya que una devaluación por parte de un vecino tan grande como Brasil afecta negativamente a todo el comercio internacional de mercaderías y servicios. “Cuando un vecino del tamaño de Brasil se manda una devaluación, los vecinos tenemos un problema”, concluyó De Pablo.