En una reciente entrevista, el licenciado Facundo Camacho ofreció un análisis exhaustivo sobre la coyuntura económica argentina y no dudó en señalar que el país se encuentra en un escenario de extrema vulnerabilidad. “Hoy el Banco Central tiene reservas netas negativas por 5.000 millones de dólares y se está sosteniendo con el dinero de los argentinos en los bancos. Eso ya lo vivimos en 2001”, alertó.
El economista explicó que el quiebre comenzó en julio de este año, cuando el Gobierno decidió desactivar las letras de liquidez (Leliq) con el objetivo de volcar crédito al sector privado. Sin embargo, los bancos rechazaron esa medida por falta de confianza en la macroeconomía y optaron por refugiarse en dólares. “Allí empezó la corrida cambiaria: pasamos de un dólar a $1.200 a más de $1.480, y la tendencia sigue en alza”, señaló.
Camacho recordó que el oficialismo había logrado mantenerse a flote con la mega devaluación de enero 2024, que incentivó la liquidación de ahorros dolarizados; luego con el blanqueo de capitales que aportó oxígeno hasta febrero de este año; y finalmente con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 20.000 millones de dólares. “Ese acuerdo fue más una decisión geopolítica que económica: el FMI prefirió sostener a un gobierno de corte liberal antes que empujar al país a una crisis anticipada”, analizó.
El economista también apuntó contra el modelo de ajuste fiscal que defiende la Casa Rosada: “Se paralizó la obra pública, se recortó en universidades, salud, educación y discapacidad. Es una forma de lograr superávit, pero no es sostenible. La otra forma es generar ingresos produciendo más, exportando más energía, agroindustria, minería, economía del conocimiento y fortaleciendo las economías regionales”.
Respecto al futuro inmediato, planteó dos escenarios: si no ingresan dólares frescos del FMI o del Tesoro de Estados Unidos, el tipo de cambio podría escalar hasta $1.850 o incluso a $3.500 por dólar, con un fuerte impacto inflacionario y caída del consumo. “Ese camino significaría licuar los pesos en circulación y las deudas internas, pero a costa de un deterioro brutal del poder adquisitivo”, explicó.
En clave política, Camacho subrayó que el problema no se resuelve solo con medidas económicas. “La confianza está quebrada por los casos de corrupción y por promesas incumplidas a gobernadores y provincias. No hay gobierno que pueda sostenerse si no recupera la credibilidad social”, sostuvo.
Finalmente, llamó a la dirigencia a construir un consenso mínimo de 5 o 6 puntos que trascienda los gobiernos: “No podemos seguir probando un modelo distinto cada cuatro años. Necesitamos políticas de Estado para los próximos 10 o 20 años en áreas como energía, ciencia, tecnología, transporte y producción. De lo contrario, la Argentina seguirá empobreciéndose y caminando hacia nuevas crisis”.
Redacción: Diario Inclusión.