La economía argentina vuelve a transitar un terreno de alta volatilidad cambiaria. El regreso de restricciones cruzadas entre el dólar oficial y los financieros, sumado a señales de endurecimiento desde Washington, reactivó la brecha cambiaria y elevó las expectativas de una nueva devaluación. En el mercado, ya se habla de un sinceramiento inevitable del tipo de cambio.
El Banco Central anunció el retorno del cepo cruzado, una medida que impide operar simultáneamente en distintos segmentos del mercado cambiario. Esta decisión, lejos de calmar las aguas, amplificó la distancia entre cotizaciones y redujo los incentivos a liquidar divisas, generando un círculo vicioso de especulación y escasez.
Mientras tanto, el respaldo financiero de Estados Unidos —con Donald Trump al frente— aparece como un salvavidas condicionado. Analistas advierten que cualquier apoyo del Tesoro norteamericano exigirá reformas estructurales, mayor disciplina política y un régimen cambiario más flexible. En otras palabras, menos controles y más sinceramiento.
La economista Gita Gopinath, ex número dos del FMI, fue clara: “El apoyo estadounidense ayuda a prevenir fluctuaciones especulativas, pero un progreso duradero requerirá acumular reservas y generar consenso interno para las reformas”. Las declaraciones refuerzan la tesis de que el oxígeno externo no será gratuito ni inmediato.
En paralelo, el Gobierno apeló a medidas de emergencia como el anticipo de divisas por parte de las cerealeras, que aportaron unos USD 7.000 millones. Sin embargo, este recurso es de “sábana corta”: alivia hoy pero compromete mañana. Octubre, históricamente complejo para las reservas, se perfila como un mes de alta tensión.
La gobernabilidad también entra en juego. Desde el oficialismo reconocen que la falta de acuerdos con sectores legislativos debilita la capacidad de implementar reformas. Incluso referentes de La Libertad Avanza admiten que “se cansaron de traicionar a quienes les dieron una mano”, en referencia a intentos fallidos de recomposición política.
Con este escenario, el mercado ya descuenta que la brecha cambiaria seguirá ampliándose y que la presión devaluatoria será difícil de contener sin un cambio profundo en el esquema económico. La pregunta que sobrevuela es cuánto está dispuesto a desembolsar Trump, y bajo qué condiciones.
Redacción Diario Inclusión