Según datos del Banco Central, entre enero y mayo de 2025 la IED acumuló un saldo neto negativo de USD 1.679 millones. Los ingresos por inversiones extranjeras alcanzaron apenas USD 551 millones, mientras que los egresos totalizaron USD 2.190 millones. Este desequilibrio refleja una tendencia que ya se había iniciado en 2024 y que se profundiza en el actual contexto político y económico.
💸 Factores que explican la fuga de capitales
Especialistas atribuyen el fenómeno a múltiples causas: la incertidumbre económica, la debilidad del Gobierno en el Congreso, y reformas estructurales que no lograron consolidarse. A esto se suma la liberación del cepo cambiario en abril, que habría facilitado la repatriación de capitales en lugar de atraer nuevas inversiones productivas.
🌍 Contexto internacional desfavorable
El escenario global también juega en contra. Las altas tasas de interés y la caída en la demanda de commodities colocan a Argentina en desventaja frente a países con mayor estabilidad macroeconómica. Informes de J.P. Morgan y Morgan Stanley advierten sobre los riesgos del “carry trade” y mantienen una visión cautelosa sobre el país como destino de inversión.
🏗️ Sectores resilientes, pero insuficientes
Aunque sectores como la minería (litio y Vaca Muerta) y la industria manufacturera muestran cierta resistencia, no logran compensar la salida de capitales. Incluso proyectos prometidos bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) no han generado el impacto esperado en el mercado de cambios ni en el flujo de inversiones.
📊 Evolución mensual de la IED
El desempeño mensual muestra una dinámica volátil: enero y febrero fueron negativos, marzo tuvo un leve repunte, pero abril volvió a caer coincidiendo con la flexibilización cambiaria. Mayo mostró una recuperación parcial, aunque insuficiente para revertir la tendencia general. El patrón sugiere que las medidas oficiales no logran estabilizar el flujo de capitales.
🔍 Desafíos para revertir la tendencia
Para cambiar el rumbo, expertos señalan que el Gobierno deberá generar condiciones de mayor previsibilidad, fortalecer la institucionalidad y recuperar la confianza inversora. Sin una estrategia clara y sostenida, la IED seguirá siendo un talón de Aquiles para la economía argentina en su intento por consolidar reservas y fomentar el desarrollo productivo.
✍️ Redacción Diario Inclusión