A dos años del fallecimiento de Mahsa Amini, la joven que murió detenida por la «policía de la moral» iraní dando inicio al movimiento «Mujer, Vida, Libertad», el nuevo presidente de Irán, el reformista Masoud Pezeshkian, prometió un cambio en el trato de las fuerzas de seguridad hacia las mujeres. Por su parte la activista Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz, exhortó a la comunidad internacional a «salir del silencio».
El 16 de septiembre de 2022 Amini, una joven kurda iraní de 22 años, murió mientras se encontraba detenida debido a un presunto desacato del estricto codigo de indumentaria del islam. Su muerte desencadenó una revuelta popular inédita en el país, que fue brutalmente reprimida por el gobierno en un proceso que se extendió por meses. Las marchas se saldaron con al menos 551 muertos y miles de detenidos, algunos de ellos ejecutados, según varias ONGs dedicadas a la defensa de los derechos humanos.
Las manifestaciones denunciaban el uso obligatorio del hiyab, el código de vestimenta impuesto a la mujer en su vida pública, así como el conservadurismo religioso vigente en el estado iraní desde la revolución islámica de 1979. En su momento las autoridades locales describieron las manifestaciones como «disturbios» orquestados por países occidentales, sumando el bloqueo al uso de Instagram y Whatsapp a la lista de aplicaciones restringidas.
Un llamado a la acción
Desde la cárcel, Narges Mohammadi, una activista y defensora de los derechos humanos galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2023, emitió un comunicado en el que instó a la comunidad internacional a «salir del silencio y la inacción» ante la opresión de las mujeres en Irán. «Pido a las instituciones internacionales y a las personas de todo el mundo que actúen», declaró Mohammadi en una carta escrita el sábado desde la prisión de Evin, cerca de Teherán, donde se encuentra detenida desde 2021, que fue publicada por sus allegados el lunes.
«En este segundo aniversario de Mujer, Vida, Libertad, reafirmamos nuestro compromiso con la democracia, la libertad, la igualdad y con vencer el despotismo teocrático», agregó Mohammadi, quien el domingo anunció una huelga de hambre de 34 presas políticas de la cárcel de Ervin para «conmemorar» los dos años de la protesta y el «asesinato» de Amini.
Mohammadi, que en su mensaje mencionó «estos dos años terribles» y «el camino que queda por recorrer», afirmó que «ya nada será como antes» y que «el cambio hace vacilar los cimientos de la tiranía religiosa». «Exhorto a Naciones Unidas a salir de su silencio y de su inacción ante la devastadora opresión y la discriminación perpetradas por los gobiernos teocráticos y autoritarios contra las mujeres, criminalizando el apartheid de género», agregó la activista de 52 años.
Mohammadi obtuvo el Premio Nobel de la Paz el año pasado por «su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y sus esfuerzos por promover los derechos humanos y la libertad para todos», pero no pudo recibirlo, ya que permanece presa de la justicia iraní por sus actividades. En julio de este año, Mohammadi fue sentenciada a otro año de prisión en la cárcel de Evin, que aloja prisioneros políticos y aquellos con conexiones con Occidente. «Es esencial fortalecer el poder que impulsa la paz y la democracia para liberar a las mujeres de las garras de la opresión y la discriminación”, declaró la activista en su comunicado.
Las ejecuciones en Irán aumentaron un 75 por ciento en los dos años transcurridos desde la muerte de Amini, según denunció este lunes la organización Iran Human Rights (IHRNGO). Al menos 1.425 personas fueron ejecutadas desde el 16 de septiembre de 2022, casi el doble que en los dos años anteriores a las protestas, cuando se registraron 815 ejecuciones, afirmó en un comunicado la organización con sede en Oslo.
Nueva administración con aire reformista
El recientemente asumido presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, prometió el lunes usar su poder para garantizar que la policía religiosa no «moleste» a las mujeres que no llevan el hiyab, en coincidencia con la fecha. Desde su campaña, Pezeshkian se presentó como un líder reformista que representa una línea diferente al ultraconservadurismo que controla el Irán teocrático, al que venció en unas elecciones ajustadas por las sanciones internacionales que pesan sobre el país.
El nuevo mandatario, que lleva menos de tres meses en el poder luego de suceder a Ebrahim Raisi, el presidente ultraconservador que murió en un accidente de helicóptero, declaró que su gobierno trabaja para flexibilizar las estrictas condiciones de acceso a internet, así como para oponerse «totalmente» a las patrullas policiales que vigilan a las mujeres.
«El objetivo de la policía de castidad no era buscar conflictos con las mujeres. Haré un seguimiento para que no las molesten», dijo Pezeshkian en su primera conferencia de prensa desde que asumió el cargo en julio. En el mismo discurso en el que prometió levantar los controles a la mujer y las restricciones al tráfico en Internet, el nuevo presidente iraní redobló el apoyo al programa de armamento de misiles del país.
Durante su exposición, el mandatario expresó que Teherán no renunciará al desarrollo de armamento, ya que necesita de esta disuasión para su propia seguridad, en una región donde su enemigo, Israel, «lanza misiles a diario sobre Gaza». La República Islámica desafió durante años los llamados a limitar su programa de armamento. Pezeshkian reiteró la posición oficial de Teherán, llamando a la comunidad internacional a «primero desarmar a Israel antes de imponer estas demandas a Irán».