La Reserva Federal de Estados Unidos anunció el segundo recorte consecutivo de las tasas de interés, situando el rango objetivo de los fondos federales entre 3,75% y 4%. La medida, adoptada el 29 de octubre de 2025, busca evitar una contracción más profunda, aunque deja al descubierto la fragilidad de la economía.
A diferencia de otros recortes aplicados en momentos de expansión, esta vez la decisión se percibe como una maniobra de emergencia. “No lo hacen desde una posición de fuerza”, señalan analistas, comparando la medida con “una inyección de adrenalina a un paciente en crisis”.
Una economía a oscuras por el cierre del gobierno
La situación se agrava por el cierre prolongado del gobierno federal, que ha dejado sin actualización los principales indicadores económicos. Cerca de 900.000 empleados públicos fueron suspendidos y más de 2 millones continúan trabajando sin salario.
Este apagón de datos afecta directamente las decisiones de política monetaria. El propio presidente de la Fed, Jerome Powell, reconoció que el organismo “vuela a ciegas”, obligado a tomar decisiones con información parcial y recurriendo a encuestas privadas ante la falta de cifras oficiales.
El mercado laboral se enfría rápidamente
Los datos disponibles muestran una clara desaceleración. Solo el 32% de las pequeñas empresas reporta dificultades para encontrar personal, la cifra más baja desde 2020. Además, estudios del sector privado reflejan una destrucción neta de empleos, especialmente en ocio y hostelería.
La tendencia confirma que la creación de empleo se ha frenado drásticamente en comparación con los años posteriores a la pandemia. Mientras la economía real se debilita, la bolsa estadounidense parece vivir en una realidad paralela.
Euforia bursátil y desconexión con la economía real
El S&P 500 ha subido cerca de 38% desde abril de 2025, duplicando su valor en cinco años, pese a las señales de recesión. Los mercados celebran los recortes de tasas, interpretándolos como garantía de dinero barato.
Esta dinámica alimenta una peligrosa desconexión entre Wall Street y la economía cotidiana. Los inversores apuestan a que la Fed seguirá inyectando liquidez, mientras el ciudadano común enfrenta precios altos, desempleo y un mercado inmobiliario cada vez más inaccesible.
El dilema de la liquidez: alivio o bomba de tiempo
Junto con la baja de tasas, la Fed anunció el fin del ajuste cuantitativo, lo que implica dejar de reducir su gigantesco balance de 6,6 billones de dólares. En la práctica, esto significa más liquidez en el sistema financiero.
Sin embargo, expertos advierten que esta política podría inflar aún más las burbujas financieras. Con 7,4 billones de dólares estacionados en fondos monetarios, el riesgo de una nueva oleada especulativa es inminente.
Perspectivas: una fiesta riesgosa
Mientras las familias estadounidenses siguen sin poder acceder a la vivienda —el pago inicial promedio ya supera los 70.000 dólares—, los grandes fondos y bancos de inversión prevén nuevos máximos bursátiles. Morgan Stanley proyecta que el S&P 500 podría alcanzar los 7.200 puntos en 2026, aunque advierte sobre una fuerte volatilidad.
La Reserva Federal, atrapada entre el temor a una recesión y la presión de los mercados, enfrenta el desafío de sostener la economía sin provocar un colapso mayor.
Redacción: Diario Inclusión.










