La ciudad de Tartagal se volvió un terreno minado salido de una película de ciencia ficción, los baches son una constante en toda la extensión del ejido municipal.
Algunos se transformaron en una trampa mortal, como el que por poco se lleva la vida de dos jóvenes tartagalenses que chocaron su moto con una especie de barricada improvisada con palos en medio de la oscuridad.
El abandono es total por parte de un municipio sin capacidad ni reacción, y tiene a los vecinos como rehenes de la falta de gestión de los recursos del Estado.
Es el responsable de la falta de mantenimiento y como dueño del espacio público debería responder por cada accidente y sus consecuencias, asumir costos de internacion de los vecinos que resulten lesionados, o mejor aún, que el intendente escuche y haga los cambios necesarios en su gabinete con los funcionarios «que no funcionan».