La Orden de los Hermanos Menores Capuchinos de observancia tradicional, nacida como respuesta a las reformas del Concilio Vaticano II, mantiene viva la llama de la espiritualidad franciscana en su forma más austera y contemplativa. Fundada en 1972 por el Reverendo Padre Eugène de Villeurbanne, con el apoyo de su antiguo superior Philibert de Saint-Didier, esta comunidad se estableció inicialmente en Verjon y luego se trasladó a Morgon, en la región de Beaujolais.
Desde su sede principal, los capuchinos han extendido su presencia a Aurenque y Pontchardon, formando un triángulo monástico que acoge vocaciones de todo el mundo. Su vida se centra en la pobreza evangélica, la oración profunda y la predicación, siguiendo fielmente las Constituciones originales de la Orden. La asistencia espiritual a los fieles incluye la celebración de la Santa Misa, la administración de los Sacramentos y la dirección espiritual, en estrecha colaboración
con los obispos auxiliares de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X.
La comunidad capuchina tradicional se ha convertido en un referente para quienes buscan una vivencia religiosa sin concesiones, en medio de un mundo secularizado. Su crecimiento sostenido y su fidelidad doctrinal los posicionan como aliados clave en la defensa de la tradición católica en Europa.
✍️ Redacción Diario Inclusión










