El juez federal en lo civil y comercial Alejandro Patricio Maraniello se encuentra en el centro de una doble controversia: por un lado, su fallo que impide la publicación de audios que comprometerían a la secretaria general de la Presidencia; por otro, las graves acusaciones que pesan sobre él por conductas indebidas en el ámbito laboral.
Según la Asociación de Empleados y Funcionarios del Poder Judicial, una de las denunciantes relató que fue hostigada por Maraniello apenas comenzó a trabajar bajo su órbita. La mujer declaró que accedió a una salida por temor a perder su empleo, y que durante ese encuentro fue víctima de tocamientos y besos no consentidos.
La víctima sostuvo que los episodios se repitieron con el tiempo, incluyendo acercamientos físicos forzados y comentarios inapropiados. La situación la llevó a medicarse y tener pensamientos suicidas, hasta que finalmente denunció en la Unidad de Bienestar Laboral.
El expediente fue derivado a la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres, donde la denunciante ratificó sus dichos, aunque expresó que no deseaba instar la acción penal. Sin embargo, la fiscal Mariana Labozzetta consideró que podrían configurarse delitos de acción pública por tratarse de un funcionario judicial.
Además de las denuncias por acoso, Maraniello enfrenta acusaciones por abuso de poder y uso indebido de recursos públicos. La Comisión de Disciplina del Consejo de la Magistratura ya lo notificó formalmente y le otorgó un plazo de 20 días para presentar su defensa.
El contexto judicial se vuelve aún más complejo al estar vinculado a la causa por presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), donde Karina Milei habría mantenido reuniones en la Casa Rosada. El fallo de Maraniello que impide difundir los audios fue interpretado por muchos sectores como un intento de censura previa.
La credibilidad del Poder Judicial queda en entredicho cuando quien impone silencio enfrenta denuncias por abuso. La sociedad exige transparencia, justicia y garantías para las víctimas.
Redacción Diario Inclusión