La jornada electoral del 31 de agosto en Corrientes dejó una postal inesperada para los seguidores de Javier Milei: su fuerza política, La Libertad Avanza (LLA), quedó relegada al cuarto lugar con apenas el 8,2% de los votos. El candidato libertario Lisandro Almirón no logró capitalizar el respaldo presidencial y terminó detrás del oficialista Juan Pablo Valdés, del peronista Martín Ascúa y del radical Ricardo Colombi.
La derrota fue tan contundente que ni siquiera alcanzó para disputar el podio. El oficialismo, con Valdés a la cabeza, se impuso con el 52,61% y evitó el balotaje. El PJ, con una campaña austera, logró el segundo puesto con el 20,1%, mientras que Colombi, histórico referente radical, obtuvo el 17,27%. LLA, en cambio, no logró superar el umbral simbólico del 10% y quedó fuera de toda disputa real.
El resultado encendió alarmas en el entorno libertario. La estrategia de Karina Milei y el armado nacional en provincias del norte vuelve a quedar en la mira. La falta de estructura territorial, el desgaste del discurso confrontativo y la desconexión con las problemáticas locales parecen haber sido factores determinantes en el fracaso.
En redes sociales, referentes libertarios minimizaron el resultado y evitaron hacer autocrítica. Sin embargo, la caída en Corrientes se suma a otros tropiezos recientes en provincias clave, lo que pone en duda la capacidad de LLA para sostener su influencia más allá del AMBA y los grandes centros urbanos.
Analistas políticos señalan que el electorado correntino optó por modelos de gestión más estables y rechazó las propuestas disruptivas. El mensaje fue claro: en contextos de crisis, la promesa de “dinamitar todo” pierde fuerza frente a la necesidad de gobernabilidad y desarrollo regional.
La campaña de Almirón, marcada por escándalos internos y falta de presencia territorial, no logró conectar con los votantes. Incluso sectores que habían simpatizado con Milei en 2023 se volcaron hacia opciones más moderadas, evidenciando un cambio de clima político en el interior profundo.
La elección en Corrientes no solo consagró a Valdés como nuevo gobernador, sino que dejó expuesta la fragilidad del armado libertario. El resultado obliga a una revisión profunda de estrategias, liderazgos y discursos si LLA pretende seguir siendo una fuerza competitiva en el escenario nacional.
Redacción Diario Inclusión