José Luis Espert quedó en el centro de la polémica tras admitir, sin negarlo explícitamente, una transferencia de USD 200.000 por parte del empresario Fred Machado, acusado de vínculos con el narcotráfico. La operación, revelada por la justicia de Texas, se remonta a la campaña presidencial de 2019, cuando Espert utilizó vehículos provistos por Machado.
Durante una tensa entrevista televisiva, el diputado libertario evitó responder directamente sobre la transferencia, esquivando la pregunta en reiteradas ocasiones. En cambio, apuntó contra Juan Grabois, quien lo denunció judicialmente, y contra Patricia Bullrich, que pidió explicaciones públicas sobre el caso.
Espert se mostró desafiante ante la posibilidad de que el Gobierno le pida bajar su candidatura: “No acepto que me corran de ninguna manera”, declaró. La frase encendió las alarmas en la mesa chica de La Libertad Avanza, donde se debate el impacto político y judicial del caso.
El economista intentó desviar la responsabilidad hacia el frente Unite, que lo respaldó en 2019, mencionando al dirigente José Bonacci como responsable de los recursos logísticos. Sin embargo, Bonacci lo desmintió en vivo, asegurando que “el profe está mintiendo” y que fue Espert quien se vinculó directamente con Machado.
La causa judicial en EE.UU. incluye un asiento contable que registra el giro de dinero a Espert, y se investiga si hubo beneficios patrimoniales posteriores, como la compra de una mansión en San Isidro y un BMW valuado en más de USD 90.000. El diputado mantendría sus fueros si conserva la candidatura tras el 10 de diciembre.
Las declaraciones de Espert también salpicaron al entorno de Karina Milei, al señalar a Lucía Montenegro como responsable económica del frente Unite. Esto habría profundizado el malestar interno, en un contexto de creciente tensión entre los libertarios.
Redacción Diario Inclusión










