En medio de un contexto económico marcado por el ajuste fiscal y la caída del poder adquisitivo, se conoció que los funcionarios de la Secretaría General de la Presidencia, liderada por Karina Milei, recibirán aumentos salariales del 33% en 2026. La decisión fue oficializada en el Presupuesto enviado al Congreso, y contrasta con los recortes aplicados en otras áreas del Estado.
El incremento beneficiará a cargos jerárquicos como directores nacionales, subsecretarios y asesores de confianza, en una estructura que ha sido ampliada y fortalecida desde el inicio de la gestión. La medida se suma a otras decisiones que consolidan el poder político y administrativo de Karina Milei, apodada “El Jefe” por su influencia en la Casa Rosada.
La noticia generó críticas desde sectores opositores y gremiales, que cuestionan la falta de coherencia entre el discurso de austeridad y el otorgamiento de subas selectivas. Mientras se congelan partidas para universidades, salud y programas sociales, el núcleo duro del Ejecutivo recibe mejoras salariales por encima de la inflación proyectada.
El Gobierno justificó la medida como una “actualización técnica” en función de las responsabilidades estratégicas de la Secretaría, pero evitó brindar detalles sobre los criterios de asignación. En paralelo, se mantiene el congelamiento de salarios para empleados administrativos y contratados en otras dependencias del Estado.
Karina Milei ha sido protagonista de varias reestructuraciones internas que le otorgaron mayor control sobre áreas clave como ceremonial, comunicación presidencial y relaciones institucionales. Su rol, aunque formalmente administrativo, se ha convertido en un eje de poder político dentro del gabinete.
La decisión de aumentar salarios en su órbita refuerza la percepción de que existe un doble estándar en la gestión: ajuste para la mayoría, beneficios para los funcionarios cercanos al círculo presidencial. En un año electoral, el gesto podría tener costos políticos y profundizar el malestar social.
Redacción Diario Inclusión