A menos de un mes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el gobierno de Javier Milei enfrenta una fuerte caída en la confianza ciudadana. Según el último relevamiento de la Universidad Torcuato Di Tella, el Indicador de Confianza en el Gobierno (ICG) se ubicó en apenas 1,94 puntos en septiembre, lo que representa una baja del 8,2% respecto a agosto y del 10% en comparación con el mismo mes del año anterior.
Este retroceso marca el segundo descenso consecutivo y consolida una tendencia preocupante para La Libertad Avanza. Desde julio, el índice pasó de 2,45 a 1,94, lo que implica una caída bimestral de gran magnitud. Por primera vez desde que Milei asumió la presidencia, el ICG perfora el piso de los 2 puntos, encendiendo alarmas en la Casa Rosada.
Entre los factores que explican esta merma se destacan el escándalo de presunta corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que involucra a funcionarios cercanos al presidente, y la derrota electoral sufrida en la provincia de Buenos Aires el pasado 7 de septiembre. Ambos eventos impactaron negativamente en la percepción pública del oficialismo.
El informe señala que la confianza fue mayor entre los hombres, los jóvenes de entre 18 y 29 años, y quienes viven en el interior del país. Sin embargo, todos los componentes del índice registraron caídas: honestidad de los funcionarios (-3,7%), capacidad para resolver problemas (-3,1%), eficiencia en el gasto público (-11,2%), evaluación general del gobierno (-11,5%) y preocupación por el interés general (-15,1%).
En términos comparativos, el nivel actual de confianza es un 31,9% menor al registrado en septiembre de 2017 durante el gobierno de Mauricio Macri, aunque aún se mantiene 23,1% por encima del valor de septiembre de 2021 bajo la gestión de Alberto Fernández. La media del ICG durante los 21 meses de Milei en el poder es de 2,46 puntos, inferior al promedio de Macri (2,60) pero superior al de Fernández (2,14).
Geográficamente, la confianza cayó en el interior del país, mientras que en CABA se mantuvo estable y en el conurbano bonaerense descendió levemente. El segmento joven mostró una suba del 17,1%, lo que sugiere que el núcleo duro libertario aún conserva respaldo entre los votantes más jóvenes, pese al deterioro general.
El gobierno enfrenta así una encrucijada política: recuperar credibilidad antes de las elecciones o asumir el costo de una pérdida de legitimidad institucional. La confianza, como el capital político, no se decreta: se construye.
Redacción Diario Inclusión