Las designaciones abarcan prácticamente los 135 municipios bonaerenses, con especial concentración en el AMBA: 59 nombramientos se realizaron en la Primera, Segunda y Tercera sección electoral, y otros 37 en la Cuarta y Quinta. Los sueldos asignados oscilan entre $3 y $3,5 millones mensuales, según la grilla oficial de ANSES.
Entre los nuevos jefes figuran desde dueños de pinturerías y choferes de micro, hasta bomberos, policías retiradas y jóvenes de 22 a 25 años sin trayectoria en administración pública. También se nombraron esposas, hijos y padres de dirigentes libertarios, consolidando una red territorial que funciona como estructura partidaria entre elecciones.
La investigación de Ámbito destaca que en distritos como Olavarría y San Isidro se optó por empleados de planta con experiencia, pero que fueron excepciones. En la mayoría de los casos, se ignoró la carrera administrativa y se impuso el dedo político. Incluso se denuncian pedidos de diezmo del 10% del salario para financiar campañas, como ocurrió en Cipolletti, Río Negro.
El referente libertario Mauricio De Carvalho reconoció públicamente que el reparto de cargos fue acordado durante el balotaje presidencial. “Se propuso que todos los coordinadores y referentes políticos ocuparan las oficinas de Nación en sus distritos”, afirmó. La confesión expone una lógica de clientelismo estatal que choca con la narrativa de “motosierra” y eficiencia.
La contradicción se agrava por el cierre de oficinas y el despido de empleados de carrera, que dejaron a municipios como Monte Hermoso sin atención diaria. Mientras se recorta el Estado en áreas sensibles, se lo utiliza como plataforma de inserción política para cuadros libertarios.
La Libertad Avanza, que se presenta como ruptura con la “casta”, reproduce prácticas tradicionales de reparto de cargos y construcción territorial. El caso ANSES revela que el ajuste no es para todos, y que el Estado sigue siendo un botín para quienes lo administran.
Redacción Diario Inclusión