La reunión entre pastores y Javier Milei en la Casa Rosada por el Día de las Iglesias Evangélicas confirmó una tendencia que ya se venía gestando: el evangelismo se afianza como fuerza política transversal, con capacidad de articulación institucional y territorial. Su crecimiento no responde a una lógica partidaria, sino a una estrategia pragmática que lo posiciona en espacios clave del Estado.
Con estadios llenos, templos multitudinarios y presencia en pabellones carcelarios, el evangelismo ahora también ocupa bancas en el Congreso. En el recambio parlamentario, ingresarán dos senadoras y ocho diputados vinculados al credo, la mayoría por La Libertad Avanza. Además, figuras como Cynthia Hotton integran el equipo del Ministerio del Interior, lo que refuerza su influencia en el Ejecutivo.
Ariel Goldstein, autor de “Poder Evangélico”, advierte que el evangelismo se mueve “siempre cerca del poder”, lo que le permite acceder a beneficios estatales como licencias en medios o discrecionalidad en el manejo de fondos. Su agenda coincide con la del oficialismo en temas como oposición al aborto, rechazo al feminismo y defensa de la familia tradicional, lo que fortalece el vínculo ideológico.
En el territorio, el evangelismo gestiona agencias estatales y programas sociales. En Santa Fe, por ejemplo, se le cedió la conducción de APRECOD, y el pastor Walter Ghione fue candidato oficialista. En cárceles provinciales, los pabellones evangélicos representan hasta el 50% del total, y funcionan como espacios de pacificación y resocialización, según el investigador Mauricio Manchado.
La narrativa evangélica ofrece orden, jerarquía y esperanza, elementos que operan eficazmente en contextos de vulnerabilidad. “La idea del nacimiento de un hombre nuevo permite desligarse del pasado”, explica Manchado, quien también destaca la noción de prosperidad como incentivo espiritual y material dentro de los pabellones.
El interrogante es si esta lógica de cogobierno puede extenderse a otras áreas donde la militancia libertaria aún no tiene presencia. “El pastor que negocia un terreno o una exención impositiva lo hace con el respaldo de su trabajo en cárceles y barrios”, señala Manchado. En 2024, mientras Santa Fe eliminó la capellanía católica, Buenos Aires creó una evangélica para la Policía Bonaerense.
El evangelismo no sólo crece en número, sino en capacidad de gestión y representación. Su alianza con el oficialismo, lejos de ser coyuntural, parece consolidarse como una estrategia de poder con impacto legislativo, territorial y simbólico.
✍️Redacción Diario Inclusión










