La Cámara de Diputados fue escenario de un nuevo capítulo de la interna libertaria. En medio del informe de gestión del jefe de Gabinete Guillermo Francos, las diputadas Marcela Pagano (bloque Coherencia, ex LLA) y Lilia Lemoine (La Libertad Avanza) protagonizaron un cruce a los gritos que terminó con la difusión de chats comprometedores entre Lemoine y el presidente de la Cámara, Martín Menem.
El conflicto estalló cuando Pagano tomó la palabra para interpelar a Francos sobre el escándalo de corrupción en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS). Lemoine interrumpió la exposición parándose frente a su banca, lo que generó una discusión que obligó a Menem a intervenir para restablecer el orden.
Tras el episodio, Pagano publicó en redes sociales una captura de pantalla de un chat entre Lemoine y Menem, donde ambos se burlaban de la situación. “La casta tiene miedo… Martincito tiene mieeeedo…”, escribió la diputada, en un mensaje cargado de ironía y denuncia.
En los mensajes filtrados, Lemoine afirmaba “yo me puedo parar donde quiera”, mientras Menem respondía “se pone nerviosa”, en referencia a Pagano. La conversación también incluía comentarios jocosos sobre Francos y menciones a Santiago Caputo, aunque algunos mensajes no llegaron a enviarse.
El cruce entre Pagano y Lemoine no es nuevo. Ambas diputadas vienen arrastrando tensiones desde hace meses, que se intensificaron con la salida de Pagano del bloque oficialista y su incorporación a Coherencia. La sesión legislativa se convirtió en un escenario de exposición pública de esas diferencias.
Guillermo Francos intentó minimizar el escándalo de ANDIS, asegurando que “la difamación de funcionarios con acusaciones no fundamentadas forma parte de un patrón que ya no tiene lugar en esta nueva Argentina”. Sin embargo, las denuncias sobre coimas y contratos irregulares siguen generando ruido político.
La filtración de chats entre funcionarios en plena sesión pone en evidencia el nivel de deterioro institucional y la falta de cohesión dentro del oficialismo. La exposición pública de estas internas debilita la imagen del gobierno y alimenta la percepción de caos en la gestión parlamentaria.
Mientras tanto, la oposición observa con atención y aprovecha cada fisura para cuestionar la legitimidad del liderazgo libertario. En este contexto, la novela libertaria suma un nuevo capítulo, cada vez más alejado del debate de fondo y más cerca del espectáculo político.
Redacción Diario Inclusión